CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI canonizará este domingo a siete nuevos santos, entre ellos la primera amerindia, convertida por los jesuitas a finales del siglo XVII y considerada un ejemplo para la iglesia católica de todo el continente americano.
La ceremonia solemne se celebrará en la plaza de San Pedro y asistirán entre otros los 262 "padres sinodales" provenientes de todo el mundo que participan en el Vaticano en el sínodo de obispos sobre la nueva evangelización, que quiere reactivar el papel de la iglesia en la sociedad moderna.
Junto a la primera santa amerindia, Kateri Tekakwitha, una nativa americana célebre por su intensa penitencia y amor a la eucaristía, serán canonizados Carmen Salles y Barangueras (1848-1911), española y fundadora de la Congregación Hermanas de la Inmaculada Concepción, que trabajó con jóvenes desfavorecidas y prostitutas y la alemana Marianne Cope of Molokai (1838-1918), que estableció un sistema de cuidados para leprosos en Hawaii.
También serán nombrados santos Peter Calungsod, un laico filipino, mártir el 2 de abril de 1672, en Guam, y el padre jesuita, Jacques Berthieu, de Francia, martirizado el 8 de junio de 1896 en Madagascar, que pasó 21 años en esa isla del Océano Índico en medio a la intensa guerra colonial.
El padre italiano Giovanni Battista Piamarta (1841-1913), fundador de la Sagrada Familia de Nazareth así como la laica Anna Schaffer (1882-1925), la alemana que aceptó sus sufrimientos como una forma de santificación, también serán canonizados.
Al menos 1.500 peregrinos canadienses, mayoritariamente aborígenes, llegaron a Roma para asistir a la canonización de la primera santa amerindia, algonquina por parte de madre y mohawk por parte de padre, que murió a los 24 años y vivió en un territorio cerca de Montreal actualmente perteneciente a Estados Unidos.
Los mohawk atribuyen muchos milagros de curación a la futura santa, de los cuales dos han sido oficialmente reconocidos por el Vaticano, allanando el camino para su canonización.
Kateri Kahnawake, beatificada por el Papa Juan Pablo II en 1980, era también respetada por los amerindios vinculados a las tradiciones animistas y se espera que su canonización contribuya a aliviar las tensiones entre ellos y la Iglesia Católica.