EFE
WASHINGTON.- Todavía empatados en los sondeos después de todos estos meses, el presidente Barack Obama y su rival republicano Mitt Romney se dirigen a su tercer y último debate, ambos ansiosos por proteger un aura de fortaleza personal y liderazgo, y por hacer crecer las dudas sobre la firmeza y credenciales en política exterior del otro candidato.
Cada uno quiere dominar el lunes y calmar la dinámica oscilante de los dos primeros debates: el republicano le propinó al presidente una paliza en el primer asalto, y el humillado mandatario se recuperó en el segundo encuentro.
El enfrentamiento en la Universidad Lynn, en Boca Ratón, Florida, que durará 90 minutos, ofrece a los candidatos su última oportunidad para medirse entre sí frente a decenas de millones de estadounidenses. Ambos dedicaron sus fines de semana a prepararse, una señal certera de la importancia que le dan a este acontecimiento.
Mientras los participantes calientan para el debate de esta noche en el reñido estado de Florida, sus compañeros de fórmula están atareados buscando votos en dos de los ocho estados cuyos votos decidirán al nuevo presidente.
El vicepresidente Joe Biden está en Ohio, y el candidato republicano Paul Ryan, en Colorado. Otros estados en fuerte disputa son: Iowa, Nueva Hampshire, Nevada, Carolina del Norte, Wisconsin y Virginia.
Stephanie Cutter, colaboradora de campaña de Obama, dijo el lunes a la cadena NBC que "ahora realmente se reduce a un pequeño segmento de electores indecisos".
Antes del debate, la campaña demócrata sacó un nuevo anuncio de televisión con un inusual enfoque en política exterior, puesto que la mayoría ha sido sobre economía y otros asuntos nacionales.
El anuncio habla sobre los costos de la década pasada de guerras y muestra la imagen de un soldado con una pierna prostética. Por su parte, Dan Senor, asesor de Romney, dijo el lunes en NBC que el candidato opina que sobre Irán "se debe alcanzar una solución diplomática".
Agregó que la política del gobierno demócrata con Teherán no ha motivado que Irán abandone sus ambiciones nucleares. Sobre Libia, Senor dijo que "no se tuvo la seguridad apropiada" en el consulado de Estados Unidos en Bengasi, donde fue asesinado el embajador Christopher Stevens y otros tres estadounidenses en septiembre.