CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Benedicto XVI afirmó hoy que los cementerios y otros lugares de sepultura a los que los fieles católicos han acudido en los últimos días para recordar a sus difuntos son "una especie de asamblea" en la que los vivos se reencuentran con los muertos.
En la jornada posterior al Día de los Difuntos, el pontífice quiso tener muy presente estas visitas a los cementerios en la homilía que pronunció durante la misa que presidió este sábado en la Basílica de San Pedro del Vaticano, para recordar a los cardenales y obispos fallecidos durante este año.
"La visita a los cementerios nos ha permitido renovar el vínculo con las personas queridas que nos han dejado. La muerte, paradójicamente, conserva lo que la vida no puede retener. Cómo nuestros difuntos han vivido; qué han amado, temido y esperado, qué han rechazado, lo descubrimos, de modo singular, justamente por sus tumbas", dijo Benedicto XVI.
Estas sepulturas, añadió, son "casi como un espejo de su existencia, de su mundo: ellas nos interpelan, nos inducen a reanudar un diálogo que la muerte ha puesto en crisis. Así, los lugares de sepultura suponen una especie de asamblea, en la que los vivos se encuentran con sus propios difuntos y con ellos refuerzan los vínculos de una comunión que la muerte no ha podido interrumpir".
Vida eterna
En su homilía, el papa, de 85 años, fue más allá de los lugares donde se entierra en la actualidad a los muertos para recordar las antiguas catacumbas, donde se advierten, "como en ningún otro lado, los vínculos profundos con la cristiandad antigua".
"Cuando nos internamos en los pasillos de las catacumbas romanas, como también en los de los cementerios de nuestras ciudades y de nuestros pueblos, es como si atravesáramos una barrera material y entráramos en comunicación con quienes allí custodian su pasado, hecho de alegrías y de dolores, de derrotas y esperanzas", comentó.
"Eso ocurre porque la muerte afecta al hombre de hoy exactamente como al de entonces. Y, aunque muchas cosas de tiempos pasados se nos han hecho ya extrañas, la muerte es la misma. Ante esta realidad, el ser humano de cada época busca un rayo de luz que haga esperar, que hable aún de vida. También la visita a las tumbas expresa este deseo", agregó.
El pontífice agregó que precisamente la muerte abre a la vida eterna, que no es una simple copia de la terrenal, sino que es algo "completamente nuevo".