BEIJING.- El líder narcotraficante de Myanmar Jai Naw Kham y tres miembros de su banda fueron condenados hoy a la pena capital por la muerte de 13 marineros chinos el pasado año en el río Mekong.
La sentencia fue dirimida hoy por el Tribunal Popular Intermedio de la ciudad de Kunming, capital de Yunnan (sur de China), que también condenó a otros dos secuaces de Naw Kham, identificados como Zha Bo y Zha Tuoboa, a la pena de muerte suspendida (cadena perpetua en la práctica) y a ocho años de prisión, respectivamente, según informó hoy la agencia oficial Xinhua.
Los seis se declararon culpables hace poco más de un mes en una vista que se celebró en el mismo tribunal, de acuerdo informó entonces la citada agencia.
Todos fueron imputados por homicidio intencionado, tráfico de drogas y secuestro.
Naw Kham fue detenido el pasado 25 abril junto a los otros condenados por la policía de Laos, y extraditado el 10 de mayo a China desde la capital laosiana, Vientiane, en un vuelo chárter.
La muerte de los 13 marineros, el 5 de octubre de 2011, motivó que China pidiera a países vecinos por los que también pasa el río (Myanmar, Laos y Tailandia) más cooperación en la lucha contra los narcotraficantes y contrabandistas que operan en la zona, conocida como el "Triángulo de Oro" y centro del tráfico del opio y heroína desde hace décadas.
A partir de la muerte de los marineros chinos, los países de la región comenzaron a realizar patrullas conjuntas en el cauce fluvial.
El caso sienta un raro precedente jurisdiccional, ya que ocurrió en aguas del Mekong a su paso por Tailandia, Naw Kham es birmano, fue detenido en Laos y ha sido juzgado en China, nación de donde eran las víctimas.
De acuerdo con Xinhua, el líder mafioso, que tenía bajo sus órdenes a un centenar de hombres armados, también es conocido por haber perpetrado secuestros y pillajes, y en el pasado fue la mano derecha de Khun Sa, el "Rey del Opio" que en su día dominó el tráfico de drogas en el Triángulo de Oro.
Naw Kham, de 40 años y perteneciente a la etnia Shan (ligada culturalmente a los tailandeses), llevaba años extorsionando a los barcos que navegan por el Mekong, una de las principales vías de comunicación en el sureste de Asia.