BEIJING.- El nuevo líder de China, Xi Jinping, fue un candidato de consenso entre las facciones de poder cuyo mayor mérito fue saber agradar a unos y a otros, según analistas del cerrado proceso de sucesión en la potencia asiática.
Como vicepresidente del país y "número dos" en el Comité Militar Central -el organismo a cargo de las Fuerzas Armadas-, se daba por seguro que el Congreso lo nombraría nuevo secretario general del Partido para relevar a Hu Jintao.
También lo sustituirá como jefe de Estado y al frente de la crucial Comisión Militar Central.
Alto, de carácter abierto y seguro de sí mismo, Xi supo hacer carrera en las provincias, lejos del centro de poder en Beijing. Se ha creado una imagen de pragmático, capaz de resolver problemas difíciles y discreto, hasta el punto de que hasta hace muy poco se le conocía, más que por sus cargos, por estar casado con Peng Liyuan, una famosa cantante folclórica china.
También llamó la atención su misteriosa "desaparición" de varios días ocurrida en septiembre pasado, antes del comienzo oficial del XVIII Congreso. La ausencia fue subrayada por una censura sobre la web que no permitió a los internautas realizar búsquedas centradas en él.
El nuevo "número uno" chino ha dejado la impresión de ser un hombre con quien se puede dialogar, a partir de los contactos con personalidades internacionales.
Uno de los principales desafíos que enfrentará al frente de la potencia asiática es la rampante corrupción en las filas partidarias, que detonó en las últimas semanas con ejemplos como el del defenestrado dirigente Bo Xilai y la denuncia entregada por la prensa estadounidense sobre la fortuna acumulada por el saliente Primer Ministro, Wen Jiabao, y su familia, entre otros casos.
La otra tarea pendiente es la economía, afectada por la ralentización del crecimiento. En las últimas semanas, las autoridades han insistido en que China muestra "signos de estabilización", aunque las proyecciones todavía no son del todo satisfactorias para el liderazgo comunista.
Crean "narrativa" en torno a nuevo líder
Aunque Xi no ha dado aún pistas acerca de cómo piensa gobernar, para no crear enemigos antes de tiempo entre las distintas facciones del régimen, sí hay indicios de que su estilo de mando será distinto del tecnócrata Hu Jintao.
Recientemente se filtró a la prensa que se había reunido en julio pasado con el prominente reformista Hu Deping, hijo de Hu Yaobang, ex secretario general del PCCh bajo cuyo mando, durante los años '80, China conoció un significativo periodo de apertura.
Los analistas destacan que a diferencia de Hu, del que no se conocen con certeza ni siquiera datos tan básicos como su lugar preciso de nacimiento, esta vez se proporcionaron numerosos detalles biográficos sobre el nuevo líder.
Los datos incluyen desde su gusto por las películas de acción de Hollywood hasta su ausencia del nacimiento de su hija, Xi Mingze, por motivos de trabajo.
"Ha habido un esfuerzo por crear una narrativa" en torno a Xi, destaca Kerry Brown, catedrático de Política China en la Universidad de Sidney, para quien puede ser un signo de que cabe esperar "un tipo de líder más humano".
La historia de un "principito"
Nacido en Beijing en 1953, Xi es uno de los "principitos" o hijos de familias de altos dirigentes del régimen. Su padre, Xi Zhongxun, fue uno de los fundadores del PCCh.
En 1962 la fortuna familiar dio un vuelco, cuando Xi Zhongxun, entonces viceprimer ministro, cayó en desgracia y acabó en prisión.
Su hijo, como otros tantos jóvenes durante la Revolución Cultural, fue enviado al campo, a la provincia norteña de Shaanxi, a reeducarse y "aprender de las masas".
La soledad que allí vivió y el duro trabajo físico hicieron que siempre haya criticado la Revolución Cultural. Pero, al mismo tiempo, durante su etapa en Shaanxi decidió -según cables filtrados por Wikileaks- "sobrevivir siendo más rojo que nadie".
Tras su regreso a la capital , estudió Ingeniería Química en la Universidad de Tsinghua. En 1974 ingresó como miembro en el Partido Comunista, que lo trasladó como secretario local de la formación a la provincia de Hebei.
Durante los años '80, cuando ejercía como mando intermedio en Hebei, visitó el Estado de Iowa en EE.UU., un viaje del que siempre habla con calidez y que reviviría un cuarto de siglo después, en su primera visita oficial como vicepresidente a Norteamérica.
Desde Hebei fue promovido a puestos de cada vez mayor relevancia en las provincias de Fujian y Zhejiang, en la próspera costa este del país.
En Fujian, Xi, divorciado de su primera esposa, Ke Lingling, tras tres años de matrimonio, conoció a Peng, quien ya era entonces una cantante de renombre y con quien contrajo vínculo en 1987 en el aniversario de su primera cita.
Su hija, Xi Mingze, estudia en la Universidad estadounidense de Harvard bajo un seudónimo, según la prensa norteamericana.
En 2007 fue nombrado secretario del PCCh en Shanghai, la segunda ciudad del país, después de que su predecesor, Chen Liangyu, fuera cesado por corrupción.
Ese mismo año pasó a formar parte del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano del Partido. Un año después se convertía en vicepresidente.