CIUDAD DE MÉXICO.- La prohibición de realizar ceremonias en antiguos templos considerados como tesoros arqueológicos está despertando críticas cada vez más acentuadas entre sacerdotes mayas, quienes realizan frecuentes rituales vinculados al fin de la era actual en el calendario de esa antigua cultura.
Así lo plantearon representantes de esa etnia durante una ceremonia de "fuego nuevo" realizada el jueves en un parque de la ciudad de México.
Los sacerdotes se quejaron de que las autoridades les prohíben realizar rituales en sus templos ancestrales en la región maya.
El descontento se centra en que el Gobierno mexicano niega el permiso a sacerdotes y curanderos mayas para realizar sus ceremonias dentro de sitios como Chichén Itzá y Tulum, en la península de Yucatán.
"Usan braseros"
Al respecto, Francisco de Anda, director de Prensa del Instituto Nacional de Antropología e Historia, organismo encargado de supervisar los sitios arqueológicos en México, entregó los argumentos de las autoridades para prohibir dichos ceremoniales.
"Un poco lo hacemos por la seguridad de los visitantes, y también para la conservación, particularmente en las fechas en que la visita sea masiva", declaró el experto.
Añadió que muchos de los grupos que pretenden llevar a cabo ceremonias en esos centros arqueológicos "llevan braseros y quieren quemar copal e incienso. Eso simplemente no está previsto en el protocolo de manejo de los sitios", señaló de Anda.
"Por cuestiones de conservación, está prohibido subirse en alrededor de 80% de las estructuras en Chichen Itzá", añadió.
Un mejor baktún
Los antiguos mayas, y muchos miembros modernos de esa cultura, miden el tiempo en períodos de 394 años conocidos como baktunes. El 13er baktun termina alrededor del 21 de diciembre, y el número 13 es sagrado para los mayas.
Los aproximadamente 800.000 mayas sobrevivientes en México esperan la llegada de un mejor baktun, comparado con el que está terminando, que comenzó alrededor del año 1618 e incluyó las dolorosas secuelas de la conquista española.
Dicho período fue marcado para este grupo humano por la destrucción sistemática de sus templos y escritos sagrados, junto a los efectos de las enfermedades europeas y la imposición de trabajos forzados.
"Simplemente se acaba una era, una época para los mayas, en que hemos vivido intensamente, donde hemos tenido penurias, donde hemos tenido dolores", relató el sacerdote maya José Manrique Esquivel, de 52 años.
El religioso indígena agregó que los mayas oran para que en el nuevo baktún terminen las guerras, conflictos y el hambre.
"Queremos decir que no nos conquistaron. Aquí estamos, vivos, estamos presentes. Está viva nuestra cultura; nuestra lengua, nuestra comida, nuestra historia estén presentes", resaltó Manrique.
El sacerdote coincide con arqueólogos y astrónomos en cuanto a que no es creíble que los mayas antiguos pronosticaran el fin del mundo con el término del actual baktún.