EL CAIRO.- Mientras miles de manifestantes se mantenían la noche del viernes en El Cairo en torno al palacio presidencial, custodiado por tropas, el gobierno hizo saber que podría ser postergado el polémico referéndum sobre un proyecto constitucional que divide profundamente al país.
El Presidente Mohamed Mursi "podría aceptar aplazar el referéndum" previsto para el 15 de diciembre, declaró el vicepresidente, Mahmud Meki.
Esto ocurriría, precisó, a condición de que la oposición se comprometa a no contestar legalmente el aplazamiento basándose en una ley que obliga a que los referéndum se celebren como máximo dos semanas después de haber sido formalmente presentados al Mandatario.
Durante la semana, miles de manifestantes salieron a las calles de El Cairo para protestar contra el referéndum y contra un decreto en el que Mursi se otorgó poderes excepcionales.
Tras los enfrentamientos del miércoles, que dejaron siete muertos y centenares de heridos, los opositores a Mursi volvieron a rodear este viernes el palacio presidencial. El Ejecutivo ordenó el despliegue de tanques para proteger la sede.
Las manifestaciones recuerdan las de febrero de 2011, cuando una revuelta popular terminó con el régimen de Hosni Mubarak.
Diálogo sin respuesta
El rechazo de la oposición a participar en el diálogo propuesto por Mursi agravó este viernes un poco más la situación política de Egipto.
Los adversarios de Mursi bautizaron la jornada de protesta "el viernes de la tarjeta roja".
"¡Ni decreto ni Constitución, todo el régimen debe irse!", gritaban algunos manifestantes, mientras otros coreaban: "¡el pueblo quiere que caiga el régimen!".
El rechazo a las disposiciones de Mursi se extendió incluso a instituciones como la Universidad Al Azhar, la más antigua del mundo con funcionamiento ininterrumpido y alta autoridad del islam sunita, que pidió al Presidente que suspenda su decreto con el fin de calmar la crisis.