CIUDAD DE VATICANO.- Benedicto XVI expresó este domingo su preocupación por el aumento del secularismo y las sectas en América, así como por las "dolorosas situaciones" de emigración, desarraigo o violencia, especialmente las causadas por el narcotráfico, y por las desigualdades y bolsas de pobreza existentes en ese continente.
El papa así lo manifestó ante varios miles de fieles que asistieron en la basílica de San Pedro a la misa de apertura del congreso "Ecclesia in América", que reúne desde hoy y hasta el 12 de diciembre en el Vaticano a 250 participantes, entre ellos un centenar de personalidades del continente americano.
El pontífice subrayó que este congreso pretende ahondar en las propuestas surgidas del Sínodo de Obispos para América celebrado en 1997 en el Vaticano y dijo que muchos de los problemas existentes en aquel momento siguen presentes en el continente.
Entre esos problemas citó el secularismo y los "diferentes grupos religiosos" (sectas), que se expanden por todas las latitudes del continente, "dando lugar a numerosas problemáticas".
También consideró "urgente" la educación y la promoción de una cultura en favor de la vida, "ante la difusión de una mentalidad que atenta contra la dignidad de la persona y no favorece ni tutela la institución matrimonial y familiar".
"¿Cómo no preocuparse por las dolorosas situaciones de emigración, desarraigo o violencia, especialmente las causadas por la delincuencia organizada, el narcotráfico, la corrupción o el comercio de armamentos?", se preguntó el papa.
Benedicto XVI también mostró su preocupación por "las lacerantes desigualdades y las bolsas de pobreza provocadas por cuestionables medidas económicas, políticas y sociales".
Señaló que la Iglesia católica tiene la convicción de que "la luz" para una solución adecuada sólo puede provenir del encuentro con Jesucristo, "que suscita actitudes y comportamientos cimentados en el amor y la verdad, esa es la fuerza decisiva para la transformación del continente americano".
El pontífice exhortó a los americanos a proclamar a Cristo en todos los rincones del continente, "llevándolo con libertad y entusiasmo a los corazones de todos sus habitantes".