TOKIO.- El futuro Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, que acaba de ganar las elecciones legislativas, anunció este lunes su firme oposición a las reivindicaciones territoriales de China sobre un archipiélago deshabitado que ambos países reclaman.
El nuevo jefe de Gobierno, que será formalmente designado Premier el 26 de diciembre, afirmó el lunes que la soberanía japonesa de las islas Senkaku, que Beijing denomina Diaoyu, "no es negociable".
"Las islas Senkaku forman parte del territorio japonés. Japón posee y controla estas islas en virtud de leyes internacionales. No son negociables", declaró el líder de los conservadores después de su triunfo en las legislativas del Partido Liberal Demócrata (PLD derecha) que preside.
No obstante, Abe dejó claro que "no tiene intención de empeorar las relaciones entre Japón y China" bastante deterioradas por esta crisis.
Pekín anuló las ceremonias que el 29 de septiembre iban a conmemorar la normalización de las relaciones entre China y Japón hace 40 años.
En Pekín, la situación es casi idéntica: al mismo tiempo que las autoridades dicen estar dispuestas a "colaborar con Japón para promover unas relaciones aún más estables", el lunes no escondían su preocupación por "el rumbo que podría tomar" Japón con Shinzo Abe, aunque siguen reiterando la soberanía china sobre las Diaoyu.
Estas islas "son parte integrante del territorio chino", aseguró Hua Chunying, portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores, quien precisó no obstante que China está "dispuesta a trabajar con Japón para tejer relaciones estables".
Como parece claro que ni Tokio ni Pekín van a renunciar a ninguna de sus reivindicaciones, en cambio, los dos países parecen conscientes del peso enorme de sus relaciones comerciales: 343.000 millones de dólares en 2011.
A pesar de estos enormes intereses, las islas Senkaku/Diaoyu encierran una parte de la historia, intereses estratégicos y quizá económicos, pues habría petróleo en su subsuelo marino, y orgullo nacional o incluso nacionalista.
Por ejemplo, el lunes, la televisión estatal china CCTV describió al abuelo de Shinzo Abe, Nobusuke Kishi, como un "criminal de guerra de clase A", aún cuando éste nunca fue formalmente acusado o juzgado durante su detención después de la derrota japonesa en 1945.
El conflicto se agravó después que en septiembre Tokio nacionalizó este pequeño archipiélago deshabitado, situado a unos 200 km al noreste de las costas de Taiwán y a 400 km al oeste de la isla de Okinawa (sur de Japón), en el mar de China oriental.
A mediados de septiembre hubo manifestaciones antijaponesas, a veces violentas, en varias ciudades chinas tras la nacionalización de las islas por Tokio. Desde entonces, buques gubernamentales chinos pasan alrededor o incluso dentro de las aguas territoriales de estos cayos.
El jueves pasado, la crisis subió de tono cuando un avión chino sobrevoló el archipiélago, lo que Japón interpretó como la primera violación de su espacio aéreo desde el recrudecimiento del conflicto.
Las autoridades japonesas enviaron rápidamente inmediatamente cazas F-15.
Según los analistas, los futuros dirigentes japoneses saben que China y su enorme mercado siguen siendo piezas esenciales para cumplir su compromiso de sacar a la economía japonesa de la recesión, una de las razones de que consiguieran ser elegidos con una abrumadora mayoría.