Pablo VI (izquierda) junto al entonces cardenal Joseph Ratzinger, actual Benedicto XVI.
EFE (Archivo)CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI reconoció hoy las "virtudes heroicas" del papa Pablo VI (1897-1978), siendo éste el primer paso hacia la santidad.
El Papa autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos que promulgara el decreto por el que se reconocen las "virtudes heroicas" de Pablo VI, al que a partir de ahora se le otorga el título de "venerable", durante la audiencia que concedió al prefecto de dicha congregación, el cardenal Angelo Amato.
El pasado 10 de diciembre, los cardenales y obispos de esa congregación aprobaron la "positio", el dossier que recoge toda la documentación sobre del proceso de beatificación de Giovanni Battista Montini, el italiano nacido en el pueblo norteño de Concesio (Brescia) el 26 de septiembre de 1897, que fue elegido papa el 21 de junio de 1963 a la muerte de Juan XXIII y gobernó la Iglesia hasta el 5 de agosto de 1978.
Tras el reconocimiento de las "virtudes heroicas", falta la aprobación de un milagro para que pueda ser beatificado. Al postulador de la causa, el sacerdote italiano Antonio Marrazzo, ya le han llegado varios supuestos milagros por intercesión del papa Montini.
Uno es la curación de un feto ocurrida hace 16 años en California, EE.UU. Según los médicos, el feto presentaba daños cerebrales irreversibles y aconsejaron a la madre que abortara, ésta decidió seguir adelante, comenzó a rezar a Pablo VI y el niño nació sano.
Otro supuesto milagro es de una monja que padecía un cáncer incurable y sanó de manera inexplicable para la ciencia.
Según algunos medios italianos, no se descarta que el papa Montini pueda ser elevado ya a la gloria de los altares a finales del año 2013, cuando Benedicto XVI clausure el Año de la Fe, que abrió el pasado mes de octubre en el 50 Aniversario del Concilio Vaticano II.
Sin embargo, grupos tradicionalistas católicos ya han expresado su contrariedad a la beatificación del papa Montini, al que acusan de ser el "culpable" de la situación actual de la Iglesia, derivada del "aperturismo" del concilio que cambió la faz de la Iglesia y la impulsó hacia el tercer milenio.
El Concilio Vaticano II fue convocado por Juan XXIII, quien no pudo clausurarlo al fallecer el 3 de junio de 1963. Pocos días después, el 21, los cardenales elegían como sucesor al cardenal Montini, quien cerró el concilio con la frase: "Ninguno es extraño, ninguno excluido y ninguno lejano".
A Pablo VI le tocó dirigir a la Iglesia Católica en aquellos difíciles años sucesivos al concilio y durante su pontificado publicó encíclicas como "Ecclesiam suam", "Populorum Progressio" y "Humanae vitae", ésta sobre el control de la natalidad (prohibición de métodos anticonceptivos no naturales).
El camino hacia la santidad tiene varios escalones: el primero es venerable siervo de Dios, que es el título que se da a una persona muerta a la que se reconoce haber vivido las virtudes de manera heroica. Luego pasa a ser beato y, finalmente, santo.
Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado es necesario un segundo milagro. Ese segundo milagro debe ocurrir después de ser proclamado beato.