EL CAIRO.- Los egipcios aprobaron un controversial proyecto de Constitución respaldado por los islamistas y que polarizó al país, según los resultados preliminares.
Tras la segunda y última ronda de un referéndum el sábado, la nueva Constitución egipcia recibió una votación mayoritaria a favor de más del 70%, según los resultados publicados por la Hermandad Musulmana de Egipto.
Los resultados, colocados en el sitio de internet de la Hermandad, muestran que ocho de los 25 millones de egipcios elegibles para votar —una participación de aproximadamente 30%— emitieron su sufragio el sábado. El referéndum fue realizado durante dos días, el 15 y 22 de diciembre.
En la primera ronda, cerca de 56% dijo "Sí" a la Carta Magna. La participación entonces fue de aproximadamente 32%.
La Hermandad, a la que pertenece el presidente islamista Mohamed Morsi, pronosticó anteriormente con precisión resultados electorales al llevar la cuenta de las cifras presentadas por sus representantes en los centros de votación. Los resultados oficiales se anunciarán dentro de algunos días.
Hay pocos indicios de que la esperada aprobación de la nueva Carta Magna pondrá fin a la crisis política del país.
Es posible que Morsi, quien es islamista, emerja victorioso de la dura batalla que representó el proyecto de Constitución que él y sus aliados islamistas buscaron, pero al costo de alejar a muchos que lo apoyaron a él, dejando un gobierno que durante mucho tiempo trató de mostrar como incluyente y más confiable que la Hermandad Musulmana y otros islamistas.
La oposición liberal y secular encabezó la ola de rechazo entre una parte significativa de la población en contra de Morsi y la Hermandad, a quienes muchos perciben que están aferrándose al poder, pero no fueron capaces de bloquear un proyecto de constitución que según sus detractores traerá una mayor aplicación de la ley islámica y enfrentan la cuestión de cómo enfrentar ahora a Morsi.
El gobierno de Morsi, entretanto, tuvo un nuevo desangramiento el sábado. Horas antes de que cerraran los centros de votación, el vicepresidente Mahmud Mekki anunció su dimisión. Poco después, la televisora anunció que el jefe del banco central, Faruq el-Oqdah, pidió retirarse. Más tarde se informó que el gabinete se lo negó. No se dieron razones de los reportes contradictorios.
La supuesta renuncia se conoció mientras la prensa local dijo que el gobierno trataba de que el-Oqdah no dejara su puesto porque la moneda egipcia se ha estado devaluando y porque se pospuso un acuerdo crucial para que el Fondo Monetario Internacional le preste al país unos 4.800 millones de dólares.
La decisión de Mekki ya se esperaba en parte, porque la nueva carta magna eliminaría el puesto de la vicepresidencia, pero Mekki insinuó que su salida apresurada podría estar relacionada con las políticas de Morsi.
En el último mes renunciaron siete de los 17 altos asesores de Morsi y el único cristiano en su equipo de cuatro máximos colaboradores. Al igual que Mekki, dijeron que no fueron consultados por adelantado de ninguna de las decisiones del presidente, como el decreto bajo el cual Morsi se otorgó facultades casi absolutas.
Al igual que en la votación de la semana pasada, activistas de la oposición y en defensa de los derechos humanos reportaron numerosas irregularidades: puestos de votación que abrieron más tarde de lo programado; islamistas que, fuera de las urnas, trataban de convencer a los electores para que votaran a favor y observadores independientes a los que se les impidió el acceso.