RïO DE JANEIRO/NUEVA YORK.- La fiesta de Año Nuevo de Rio de Janeiro, o "reveillon", como lo llaman los brasileños, no se podía celebrar de otra forma que como todos los años: con el cielo colmado de fuegos artificiales y el mar lleno de flores para la diosa Yemanja.
El conteo diez segundos antes de la medianoche retumbó en la popular playa de Copacabana, donde las autoridades esperaban recibir unas 2,3 millones de personas, entre locales y turistas, vestidos todos de blanco como dicta la tradición.
En total, 24 toneladas de fuegos artificiales fueron lanzados durante 16 minutos desde 11 embarcaciones ancladas en el mar por medidas de seguridad.
Las explosiones fueron comandadas por computador desde uno de los hoteles ubicados a la orilla del mar.
Varios asistentes hicieron temprano sus ofrendas a Yemanja, la diosa del mar del candomblé, un rito afrobrasileño. Los participantes arrojaron al mar las tradicionales flores blancas y monedas.
Los habitantes de la ciudad experimentaron altas temperaturas durante la última semana, cuando los termómetros marcaron hasta 43,2 grados Celsius, las temperaturas del verano austral más altas desde 1915, según los servicios meteorológicos.
De los 2,3 millones que colmaron la playa, 752.000 eran turistas. Las autoridades reportaron un alza de 6% sobre la convocatoria del año pasado para ver el show pirotécnico en esta playa de más de cuatro kilómetros de largo.
Numerosos cruceros fueron instalados frente a la costa para asistir a esta fiesta de Año Nuevo y toda la circulación fue cerrada para los vehículos en el barrio durante la noche.
Un millón de asistentes en Nueva York
Del calor al frío: en Nueva York, una multitud calculada en más de un millón de personas desafió las bajas temperaturas en el Hemisferio Norte para asistir a la tradicional fiesta de Año Nuevo en esa ciudad de EE.UU., a despecho de la incertidumbre que se extendió hasta la medianoche sobre el "precipicio fiscal" que amenaza la economía de ese país.
El episodio principal de la noche fue marcado por la tradicional caída de la bola de cristal gigante a medianoche (02:00 en Chile), mientras otros mil millones siguieron el espectáculo por TV en todo el mundo.
A pocos minutos del comienzo de 2013, la gran multitud se reunió bajo los famosos carteles publicitarios de neón del emblemático enclave de Manhattan.
Muchos debieron llegar temprano para asegurarse una buena vista de la bola de casi 5.500 kilos, que cuenta con 32.000 luces LED y 2.688 cristales de Waterford y se desliza por un poste para marcar el último minuto del año.
El simbólico emblema descendió al ritmo de la célebre canción "New York, New York", grabada por Frank Sinatra.
Uno de los protagonistas del espectáculo de año nuevo en la "Gran Manzana" fue el autor del mayor hit de 2012: el rapero surcoreano Psy, que hizo bailar su hoy omnipresente "Gangnam Style" a los miles de asistentes al show.