BELFAST.- Irlanda del Norte afrontó la quinta noche de disturbios e incidentes entre manifestantes unionistas protestantes (defienden unidad con Gran Bretaña) y agentes del Servicio de la Policía local (PSNI), ante una escalada de violencia en la provincia semiautónoma británica, que dejó hasta hoy al menos 104 detenidos.
La secretaria británica para Irlanda del Norte, Theresa Villiers, afirmó hoy que el país "ha quedado rehén" de los manifestantes, quienes protestan desde el 3 de diciembre ante la decisión, tomada por votación de la alcaldía de Belfast, de limitar el número de días que se iza la bandera británica (Union Jack) en los edificios públicos.
Villiers llamó al cese de todas las manifestaciones callejeras, para llevar la calma a la capital norirlandesa.
Manifestantes utilizaron martillos, piedras y bombas molotov para enfrentarse en la zona de Newtownards Road, en el mayoritariamente protestante este de Belfast, con la policía local, que utilizó camiones hidrantes para dispersar la protesta.
Los agentes también dispararon balas de goma, en la quinta noche de disturbios en la ciudad.
"No es aceptable que aquellos que dicen defender la bandera británica lo hagan arrojando piedras y bombas caseras a la policía. Es francamente una desgracia", subrayó Villiers a la BBC.
La funcionaria conservadora calificó los incidentes en el este de Belfast como "profundamente deprimentes" y mostró su apoyo "a los enormes esfuerzos de la PSNI para aplacar a aquellos que continúan violando la ley".
Villiers pidió a la población que deje de manifestarse y permita que los políticos decidan sobre el tema de la bandera y los emblemas británicos.
"No vamos a conseguir ninguna solución si Belfast e Irlanda del Norte siguen siendo rehenes de los manifestantes", destacó.
Tras los incidentes de anoche tres policías resultaron heridos y otras ocho personas fueron arrestadas, lo que eleva a 104 el número de detenidos desde que comenzaron las protestas callejeras a comienzos de diciembre.
En tanto, cuatro personas fueron acusadas formalmente por participación en los hechos de violencia y deberán comparecer ante la Corte de Belfast.
Por su parte, el secretario británico para Irlanda del Norte en la sombra, el laborista Vernon Coaker, afirmó que los disturbios en Belfast "se han vuelto un asunto de seguridad nacional".
Coaker indicó que el Gobierno británico tiene la responsabilidad de apoyar el proceso de paz en Irlanda del Norte y condenar categóricamente la violencia.
"La gente puede estar en desacuerdo con decisiones tomadas, pero en una democracia no se puede utilizar la violencia en las calles para conseguir cambiar esas decisiones", agregó el parlamentario opositor.
Este lunes, el SNPI responsabilizó al grupo paramilitar protestante Defensa Voluntaria del Ulster de estar detrás de los incidentes de los últimos días.