TOKIO.- El Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, instó este miércoles a China a no incrementar las tensiones por la disputa sobre la soberanía de un grupo de islas, un día después de que Tokio dijera que una embarcación china dirigió un radar militar hacia uno de sus buques navales, apuntándolo como blanco.
Una portavoz del Gobierno chino señaló que no estaba al tanto de los detalles del incidente, y centró sus declaraciones en la postura de China, de que Japón debería dejar de enviar sus buques a lo que Pekín considera como sus aguas territoriales alrededor de las islas.
"El incidente es una conducta peligrosa que podría haber llevado a un situación impredecible. Es extremadamente lamentable que China haya realizado ese acto de provocación cuando están emergiendo señales para el diálogo", indicó Abe al Parlamento.
"Pido a la parte china que retorne al espíritu de beneficios mutuos, relaciones estratégicas y evite la recurrencia de un incidente como este. Les pido enfáticamente moderación para que la situación no siga escalando", declaró.
Los radares de control de ataques son utilizados para precisar la ubicación de un blanco para misiles o proyectiles. Dirigir un radar a un objetivo puede ser considerado como un paso previo al disparo.
El incidente del radar, que según Japón se produjo el 30 de enero en el Mar de China Oriental, se produjo después de que el jefe del Partido Comunista chino, Xi Jinping, informara a un enviado de Abe que estaba comprometido con sostener diálogos bilaterales.
"He visto los reportes pero no entiendo los detalles de la situación", dijo la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying.
"En los últimos días, Japón ha desplegado en varias ocasiones aeronaves y barcos e ingresó ilegalmente a aguas chinas alrededor de las islas Diaoyu. China ha pedido a Japón varias veces que detenga sus actividades ilegales", agregó.
Las relaciones entre las dos mayores economías de Asia se deterioraron cuando el Gobierno japonés compró las islas, llamadas Senkaku en Japón y Diaoyu en China, de manos de un propietario privado nipón, generando airadas protestas de Pekín.
La disputa por las islas ha escalado en los últimos meses al punto de que ambos bandos han desplegado aviones de combate, mientras embarcaciones patrulleras se vigilan unas a otras en el sector.