HONIARA.- Las réplicas frenaban las operaciones de socorro este viernes en las Islas Santa Cruz, después del violento sismo de magnitud 8 que sacudió el miércoles a este archipiélago del Océano Pacífico, dejando al menos nueve muertos y provocando un tsunami.
Un movimiento telúrico de magnitud 6,6 fue registrado la noche del jueves, el último en una serie que causó daños en el aeropuerto de la Isla de Ndende, donde decenas de casas fueron arrastradas por el maremoto, que penetró hasta 500 metros hacia el interior del territorio.
Unas 20 aldeas fueron borradas del mapa por la ola y cerca de 6.000 personas perdieron sus viviendas en Ndende, que forma parte de esas islas del Pacífico situadas al nivel del mar, con un relieve moderado, amenazadas por la crecida del océano.
"Primero pensamos que serían bastante limitados, pero ahora parece que los daños son muy importantes", explicó a la AFP Sipuru Rove, portavoz de la agencia de gestión de catástrofes naturales de las Islas Salomón.
"Podríamos necesitar ayuda exterior", agregó, mientras Australia comenzaba a movilizar medios financieros y materiales.
Nueve personas murieron en el sismo o en el tsunami del miércoles, según el gobierno local, y "muchas más están en la lista de desaparecidos", precisó el ministro de Relaciones Exteriores autraliano, Bob Carr.
Las réplicas impiden que los aldeanos regresen a sus hogares para salvar lo que pueda ser rescatado, y perturban considerablemente el envío de ayuda de urgencia.
Un avión que transportaba al primer ministro de las Islas Salomón, Gordon Lilo, tuvo que renunciar a aterrizar en Ndende, pues las autoridades temían que la pista estuviera deteriorada después de una réplica que tuvo lugar mientras el aparato volaba hacia la zona.
Equipos médicos y material de emergencia (carpas, agua potable, paquetes con alimentos y ropa) fueron enviados por barco desde Honiara, la capital, el jueves, y probablemente llegarán el viernes al anochecer o el sábado.