CIUDAD DEL VATICANO.- Benedicto XVI se despide el miércoles de los católicos en su última audiencia, a la que asistirán miles de fieles y personalidades de todos los continentes para honrar al primer Papa que renuncia en siete siglos de historia.
El alemán Joseph Ratzinger, su nombre civil, de 85 años, causó estupor al anunciar su renuncia, el pasado 11 de febrero, alegando falta de "fuerzas" para seguir al frente de una Iglesia de 1.200 millones de fieles, confrontada en los últimos años a una serie de escándalos.
El Vaticano repartió 50.000 entradas para participar en la audiencia general del miércoles, pero se espera la llegada de miles de fieles y curiosos a la Plaza de San Pedro, donde el Papa hablará desde una tarima, en su última aparición pública.
La audiencia general, un encuentro semanal con los feligreses, respetará la forma habitual, aunque esta vez Benedicto XVI "podría dar una vuelta más larga de lo normal con su papamóvil", indicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Sin embargo no habrá el tradicional besamanos, en el que algunas personas tienen el privilegio de besar el anillo del pescador del Papa.
"El Santo Padre es consciente de que todo el mundo lo querrá saludar y por eso no quiere que haya diferencias", explicó Lombardi.
Luego habrá una breve audiencia en la Sala Clementina, con algunas personalidades.
El pontífice, que se convertirá en ese momento en "Papa emérito", según el trato que eligió recibir, abandonará el jueves el Vaticano sin ceremonia especial en un helicóptero que le llevará a su residencia veraniega de Castelgandolfo, a 25 km de Roma, donde vivirá temporalmente antes de instalarse en un convento.
En estos últimos días, el secretario particular del Papa, Georg Gänswein, le leyó algunos de los miles de mensajes provenientes del mundo entero, entre ellos de jefes de Estado, para "ayudarle a responderlos", explico el portavoz del Vaticano.
Antes de que su renuncia se haga efectiva, el jueves a las 20H00 locales (19H00 GMT), el cardenal decano Angelo Sodano hará un pequeño discurso de despedida y todos los cardenales podrán decirle adiós.
Por la tarde, en el patio San Dámaso, en el corazón del Vaticano, le saludará un destacamento de la Guardia Suiza, el cuerpo militar encargado de la seguridad del Vaticano.
Y a las ocho en punto un pequeño destacamento de la Guardia Suiza cerrará la puerta y pondrá fin a su servicio de vigilancia exclusiva del Papa, pero la gendarmería continuará velando por la seguridad de "Su Santidad, Papa Emérito".
Un día después de su renuncia, el viernes, el cardenal decano Angelo Sodano invitará a los cardenales electores (115 por el momento) a las congregaciones previas al cónclave que elegirá al próximo jefe de la Iglesia católica.