ALEMANIA.- "Silvio Berlusconi es un payaso", esa fue la polémica declaración del líder opositor alemán, Peer Steinbruck, que ofendió no sólo a buena parte de los italianos, sino también a los payasos, quienes marcaron distancia con el ex primer ministro italiano.
"Un payaso de circo no es un tonto que uno pueda poner al mismo nivel que Berlusconi", señaló Bernhard Paul, director del circo Roncalli de Colonia y famoso payaso durante 36 años. "Es una profesión honrada, difícil, sensible y artística".
Paul envió una carta a Steinbruck expresando su enfado por el hecho de que el candidato a canciller socialdemócrata utilice la profesión de payaso para "denostar a políticos de dudosa credibilidad".
También Oleg Popov, octogenaria estrella rusa del humor, se mostró ofendido por la comparación. "Un payaso sólo puede ser llamado payaso cuando tiene la capacidad de actuar en un teatro o un circo y traer alegría a la gente. Si no hace eso, yo lo llamaría más bien granuja", dijo a un periodico alemán.
El líder opositor recibió una ola de críticas y adhesiones en Alemania e Italia al considerar que el ex primer ministro Silvio Berlusconi, candidato en las pasadas elecciones parlamentarias, es "un payaso con un subida de testosterona".
Entre los ofendidos por la frase se encontró el Presidente italiano, Giorgio Napolitano, quien respondió cancelando el encuentro con Steinbruck que tenía previsto durante su viaje a Alemania esta semana.
"Me siento al menos tan agraviado como el Presidente italiano", escribió Bernhard Paul en la carta al político socialdemócrata.
El jefe del circo destacó que los payasos desempeñan una profesión pacífica, porque "quien ríe no hace el mal". "Cómo se puede comparar eso con el 'Bunga-Bunga?'", se preguntó en referencia a las polémicas fiestas de Berlusconi en su época como primer ministro.
El buen resultado de la alianza de centroderecha de Berlusconi y del movimiento de protesta de Beppe Grillo en las elecciones del domingo y el lunes inspiró a "The Economist" una visión similar a la de Steinbruck.