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ROMA.- Este martes comenzó en la Capilla Sixtina el tan esperando cónclave que dilucidará quién es el nuevo Papa y sucesor de Benedicto XVI en el Vaticano. Y ya en la tarde se llevó a cabo la primera votación de los 115 cardenales y el resultado fue una "fumata negra".
Sin embargo, expertos en la materia auguran que no debiera tardarse mucho en saber el nombre del nuevo Sumo Pontífice.
"Apuesto a que en el cónclave no habrá más de dos o tres fumatas, o no muchas más", afirmó el experto vaticanista Eric Frattini, convencido de que muchos cardenales ya tomaron su decisión antes de entrar.
También el Vaticano parte de la base de que el cónclave no durará más de dos, tres o cuatro días a lo sumo. Para la elección de Benedicto XVI en 2005 fueron necesarias tan sólo 26 horas.
Pese al optimismo por que se conozca pronto el nombre del nuevo Papa, el día gris y lluvioso de la jornada inaugural del cónclave acompaña al ambiente que se vive estos días en Roma.
A diferencia del cónclave anterior, el actual no se produce después de la muerte de ningún Papa, pero la elección se ve oscurecida por el escándalo de filtraciones conocido como "Vatileaks" y que, según versiones de prensa, podría haber sido el verdadero motivo de la renuncia de Benedicto XVI. El ahora papa emerito habló de "falta de fuerzas".
Las revelaciones en torno al caso hablan de luchas de poder, malos manejos financieros, y corrupción en la curia romana. El diario italiano "La Repubblica" plantea incluso la existencia de un "lobby gay" que organizaría encuentros homosexuales dentro y fuera del Vaticano y que sería capaz de extorsionar a sus miembros.
Es una imagen que conocedores de la realidad vaticana rechazan como "exagerada" y "falsa", si bien, trabajadores de la curia no le quitan dramatismo a los sucesos ocurridos en torno a "Vatileaks", cuyo punto central es el robo y la difusión de documentos secretos del papa por parte de su mayordono en un contexto no aclarado del todo.
"El Papa ha sufrido una especie de traición", afirmó el secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, Guzmán Carriquiry, quien trabaja en el Vaticano desde hace más de 40 años.
Por el momento no se conoce quién será el nuevo Papa, pero más que su nacionalidad parece importar que sea alguien joven y con la fuerza suficiente para gobernar con mano dura a los organismos centrales de la Iglesia e incluso reformarlos, una tarea que obispos y teólogos plantean desde hace décadas y que ahora parece estar de nuevo en la agenda ante los recientes sucesos.
Eric Frattini, autor del libro "Los cuervos del Vaticano", que contiene documentos inéditos de "Vatileaks", estima que Benedicto XVI ha sido un "Papa limpiador" que ha abordado temas como el esclarecimiento de los casos de pederastia o el saneamiento del Banco Vaticano, pero al que la situación en la curia no le ha permitido llevar a cabo verdaderas reformas.
Sin embargo, el español-peruano considera que, con su renuncia, Benedicto XVI ha dejado una doble herencia a su sucesor: "Por un lado le ha dejado la puerta abierta para renunciar si encuentra resistencia entre los suyos, y dos renuncias seguidas serían un escándalo y un problema para la Iglesia. Por otro, le deja al nuevo papa el camino allanado para decir: 'He llegado a reformar'".
La primera jornada
Las cámaras de televisión acompañaron a los cardenales hasta el interior mismo de la Capilla Sixtina. Vestidos con sus roquetes blancos, sotanas rojas y el capelo, los 115 purpurados electores entraron solemnemente en el oratorio papal, donde bajo los frescos pintados por Miguel µngel, entre la Creación y el Juicio Final, deberán afrontar la tarea de elegir entre ellos al líder mundial de 1.200 millones de católicos.
Todos cantaron juntos el "Veni Creator Spiritus" ("Ven espíritu creador"), himno gregoriano para invocar al Espíritu Santo, quien según la fe de los cardenales es quien verdaderamente guía la elección.
Después, uno a uno fueron jurando en latín ante el Evangelio que guardarán silencio sobre todo lo que ocurra entre esas cuatro paredes. Acto seguido, se escuchó el grito del "extra omnes", "todos fuera", y también las cámaras salieron y vieron cerrarse ante sí las puertas de la Sixtina.
Ahora los objetivos de las televisiones de todo el mundo apuntan a la chimenea desde la que hoy, tal y como se esperaba, salió una primera "fumata negra", símbolo de que los cardenales votaron sin ponerse de acuerdo sobre un candidato concreto.
No se sabe cuánto tardará en llegar la esperada "fumata blanca" que anuncie a todos la elección del papa número 266, aunque los vaticanistas no prevén que se haga esperar más que en cónclaves anteriores.