CIUDAD DEL VATICANO.- El primer mandatario que se reunirá con el Papa Francisco será la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, un encuentro considerado por el Vaticano como un "gesto de cortesía y afecto" hacia la Jefa de Estado, con quien almorzará, y al pueblo argentino, de donde procede el Pontífice.
"Se trata de un gesto de cortesía, de atención hacia Argentina y su Presidenta", dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien precisó que es "natural" que si viene la Presidenta de Argentina, el país del Papa, la reciba de manera "diferente" al resto las delegaciones que asistirán a la misa de inicio de Pontificado, el próximo 19 de marzo.
Francisco recibirá a Fernández a las 12:50 horas locales (11:59 horas GMT) del lunes 18 de marzo en la Residencia de Santa Marta, del Vaticano, donde se aloja el Papa en estos días.
Será un encuentro "sencillo, sin protocolo", precisó Lombardi, quien subrayó que no se trata de una visita formal, de Estado, sino que es gesto de cortesía, de cariño hacia su tierra argentina.
Cristina Fernández asistirá también a la misa de inicio del pontificado. Unas 150 delegaciones de otros tantos países ya han anunciado su presencia.
El Papa Francisco tiene previsto recibirlas al final de la misa, en el Altar de la Confesión, en el interior de la basílica de San Pedro.
Confirmación provisional de los jefes de la curia
En tanto, el Vaticano informó en una nota que el Papa Francisco confirmó "hasta que se disponga lo contrario", a los altos cargos de la curia vaticana, que cesaron automáticamente con la renuncia de Benedicto XVI, como establece la normativa de la Santa Sede.
"El Santo Padre Francisco ha expresado su voluntad de que los jefes y los miembros de los dicasterios de la curia romana, así como los secretarios y también el presidente de la Comisión Pontificia del Estado de la Ciudad del Vaticano, prosigan provisionalmente en sus respectivos cargos donec aliter provideatur (hasta que se disponga lo contrario)", señaló.
Francisco desea "reservarse un cierto tiempo para la reflexión, la plegaria y el diálogo, antes de cualquier nombramiento o confirmación definitiva", subrayó el Vaticano.
La tradición contempla que el nuevo Papa confirme en sus cargos a todos los responsables de los dicasterios, comenzando por el secretario de Estado, y los mantenga durante un tiempo, "hasta que decida otra cosa".
Ese tiempo sirve al Pontífice para preparar su equipo con tranquilidad y profundidad.