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Miles de fieles se reúnen en la plaza San Pedro para escuchar el primer Ángelus del Papa

Vestido con sotana blanca y una cruz de hierro colgada en el cuello, Francisco manifestó a los presentes que Dios es misericordioso y que "nunca se cansa de perdonar".

17 de Marzo de 2013 | 09:50 | Agencias
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Reuters

CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco salió hoy a la ventana de su estudio en el palacio apostólico, para rezar el primer Ángelus de su Pontificado frente a unas 300 mil personas -según datos del Ayuntamiento de Roma- reunidas desde primera hora de la mañana en la plaza San Pedro, y que lo recibieron con una ovación e interminable aplauso.

Vestido con sotana blanca y una cruz de hierro colgada en el cuello, Francisco saludó con la mano y una gran sonrisa a los miles de fieles, en una prueba más de su popularidad desde que la semana pasada se convirtió en el primer Papa latinoamericano de la historia.

Los presentes, entre ellos miles de niños, ondeaban banderas de diversos países, algunas argentinas, su nación de origen, y de otras naciones latinoamericanas, así como del Vaticano.

"Hermanas y hermanos, buenos días", fueron las primeras palabras del Pontífice. "Para nosotros cristianos, es importante encontrarnos todos los domingos, saludarnos, hablarnos en una plaza que, gracias a los medios de comunicación, tiene las dimensiones del mundo", continuó.

En su alocución Francisco recordó un episodio que vivió en 1992, cuando fue llevada la Virgen de Fátima a Buenos Aires. Él se encontraba confesando cuando se le acercó una anciana de más de 80 años, a quien él le dijo: "Abuela, pero si usted no tiene pecados". Ella le respondió: "Todos tenemos pecados".

Él le replicó: ¿Y si el Señor entonces no se los perdona?". "El Señor perdona a todos, si el señor no perdonase todo el mundo no existiría", le contestó la anciana, lo que le dejó admirado.

"No olvidemos esta frase", sostuvo el Papa. "Dios perdona siempre y tiene misericordia para todos", agregó, e insistió: Dios "nunca se cansa de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón".

"Saludo cordialmente a todos los peregrinos y les doy las gracias por su acogida", dijo Francisco, tras lo cual recibió una nueva ovación.

El Papa volvió a pedir a los fieles que rezaran por él, tal como lo hizo el miércoles pasado cuando fue proclamado Pontífice, y terminó sus palabras deseando "buen domingo y buena comida", con la sencillez que lo caracteriza.

El mensaje entregado por Francisco en su primer Ángelus, fue similar al que manifestó más temprano en una misa que celebró en la iglesia de Santa Ana, un pequeño templo ubicado dentro del Vaticano.

Allí, el Papa asumió el papel de un sencillo párroco, oficiando la Eucaristía para la comunidad residente en el Vaticano. Antes de entrar en la pequeña iglesia, el Pontífice se paró a saludar a la gente que había hecho fila en el exterior de una puerta cercana del Vaticano y que gritaban "Francesco, Francesco, Francesco", su nombre en italiano.

Habló y rió con muchos de ellos, antes de señalar su reloj de pulsera negro y decir: "Son casi las 10. Tengo que ir a decir misa dentro. Me están esperando".

Vestido con la litúrgica túnica púrpura del tiempo de Cuaresma, que termina en dos semanas con el Domingo de Pascua, pronunció una breve homilía en italiano, sin notas, centrada en la historia del evangelio sobre la multitud que quería lapidar a una mujer que había cometido un adulterio.

Jesús les dijo "aquellos que de vosotros estén libres de pecado, que arrojen la primera piedra", y después dirigiéndose a la mujer dijo "vete y no peques más".

"Creo que nosotros somos a veces como estas personas, que por una parte quieren escuchar a Jesús, pero por otro lado, a veces nos gusta arrojar piedras y condenar a otros. El mensaje de Jesús es este: misericordia", dijo.

Al finalizar la misa, Francisco esperó fuera de la iglesia para saludar a la gente que abandonaba el edificio, como un cura de parroquia., y a muchos les dijo: "Rece por mí".

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