BAGDAD.- Dos candidatos a las elecciones provinciales iraquíes han sido asesinados en las últimas horas en ataques separados en Diyala y Salahedín, al norte y al noreste de Bagdad, informaron hoy fuentes policiales.
El aspirante de la alianza opositora Al Iraqiya Neym al Harbi, miembro del Consejo Provincial de Diyala, falleció esta mañana por el estallido de un artefacto explosivo al paso del convoy en el que se trasladaba por Miqdadiya, 120 kilómetros al noreste de la capital.
Dos hermanos de Al Harbi y un hijo suyo también perdieron la vida en el atentado.
En el otro ataque, varios hombres armados dispararon anoche contra Hatem Mohamed Farhan al Duleimi, candidato por el bloque progubernamental Frente al Insaf, encabezado por el exdiputado Mishan al Yaburi.
Al Duleimi fue asesinado delante de una tienda de su propiedad en el centro de Biyi, 200 kilómetros al norte de Bagdad, en la provincia de Salahedín.
Un total de doce candidatos a los comicios, previstos para el 20 de abril, han sido asesinados desde el comienzo de la campaña electoral a principios del mes pasado.
Ayer, se desarrolló la votación para los efectivos de la fuerzas de seguridad en una jornada en la que estaban llamados a sufragar unos 651.000 policías.
El resto de ciudadanos votará el próximo sábado en todas las provincias, excepto en las tres de la región autónoma del Kurdistán iraquí, y en Al Anbar (oeste) y Nínive (norte) por motivos de seguridad.
El Gobierno iraquí decidió recientemente posponer por un periodo máximo de seis meses las elecciones en Al Anbar y Nínive, de mayoría suní y ambas escenario de protestas, tras el asesinato de cuatro candidatos en estas provincias.
En la actualidad, el país vive un deterioro de la seguridad con numerosos atentados, dirigidos sobre todo contra objetivos chiíes y de las fuerzas de seguridad.
También afronta una crisis política originada por las protestas de suníes en varias provincias, entre ellas Al Anbar y Nínive, donde los manifestantes mantienen un pulso contra el Gobierno del primer ministro, el chií Nuri al Maliki.
Los participantes en las protestas exigen la liberación de presos, corregir el proceso político, enmendar la ley antiterrorista y alcanzar un equilibrio en las instituciones del Estado.
Al Iraqiya, integrada por chiíes y suníes, apoya esas protestas y en febrero decidió boicotear las reuniones del Gobierno de unidad nacional, donde ocupaba ocho carteras, en señal de solidaridad.