LONDRES.- El obispo anglicano de Grantham, Timothy Ellis, se unió este domingo a las críticas por el alto coste del solemne funeral que se dedicará este miércoles a la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, estimado en diez millones de libras (11,7 millones de euros).
En declaraciones a la cadena pública BBC, el obispo consideró que esa ceremonia con honores militares "está pidiendo problemas" debido a la controversia que aún provoca la política conservadora, que gobernó el Reino Unido desde 1979 hasta 1990, y falleció el día 8.
Ellis sostuvo que "en un contexto en el que existe gran controversia sobre su legado, tenemos una situación en la que parece que la nación debe glorificarla con un funeral de diez millones de libras, en mi opinión personal, significa pedir problemas".
Asimismo, el político laborista John Prescott, ex viceprimer ministro en el Gobierno de Tony Blair (1997-2007), censuró con dureza el alto coste que tendrá para el contribuyente británico el funeral de la "Dama de Hierro", que calificó de "ejercicio de propaganda" del Partido Conservador.
En su columna semanal en el "Sunday Mirror", Prescott dijo que "desprecia todo lo que representa" Thatcher y que "en sus políticas nunca demostró compasión por los enfermos, los necesitados o la gente desesperada".
El ex viceprimer ministro laborista apuntó además que Margaret Thatcher fue una figura que creó "división" en el Reino Unido y que no se merece un funeral como el que despidió a la Reina Madre en 2002.
Prescott es el dirigente laborista más destacado en criticar los tributos dedicados a la "Dama de Hierro" desde su muerte, el 8 de abril a los 87 años, entre ellos los del líder de ese partido, Ed Miliband, que en el Parlamento glosó a la política "tory" con respeto por su figura.
El funeral en memoria de Margaret Thatcher será el miércoles 17 en la catedral de San Pablo con la presencia de 2.000 invitados, entre ellos la reina Isabel II, tras un desfile por el centro de Londres de su ataúd en un carruaje de artillería protegido por 700 militares.
Tendrá la misma suntuosidad que el que en 2002 despidió a la Reina Madre, una de las figuras más queridas por los británicos, lo que ha dado lugar a reticencias y críticas abiertas entre algunos sectores.