CARACAS.- Parada en la puerta de su casa, en un modesto barrio de Caracas, Iliancel hacía sonar con frenesí una vieja olla como rechazo al resultado de la elección en Venezuela que dio el triunfo a Nicolás Maduro. A pocos metros, su vecino Darío encendía un petardo en apoyo al electo Mandatario.
Es la guerra sonora que vive el país, luego de que el opositor Henrique Capriles, que perdió por escaso margen los comicios, llamó al "cacerolazo" y, en respuesta, Maduro pidió a sus simpatizantes un "cohetazo" (encendido de fuegos artificiales) a la misma hora.
"Me uno al cacerolazo porque el que no lucha no gana y yo quiero una mejor Venezuela para mis hijos y sé que (Capriles) lo puede hacer", afirma Iliancel García, mientras se suma al intenso ruido de ollas en el barrio La Pastora, en el municipio Libertador, principalmente oficialista.
Capriles cambió las movilizaciones en las calles por los cacerolazos este martes, en el segundo día de protestas para exigir el recuento voto a voto.
El lunes, las protestas derivaron en violencia que dejó al menos siete muertos hasta ahora. El Presidente electo prohibió las marchas opositoras en Caracas y acusó de "golpistas" a sus contrarios.
"El que no la debe no la teme y si Maduro está seguro debería salir y dejar que hagan el recuento de votos", agrega la niñera de 31 años, apoyada en la desvencijada puerta de su casa, mientras levanta la cabeza para ver cómo estalla uno de los petardos que encendió uno de sus vecinos.
"Cohete mata cacerola"
Tres casas más allá, Dario Gutiérrez encendía en el centro de la calle un fuego artificial. "Yo estoy lanzando el cohete en contra del cacerolazo", dice, mientras algunos de sus vecinos ponen a todo volumen música de la campaña de Maduro para opacar, sin conseguirlo, el incesante sonido de las cacerolas.
Ni bien las luces de color verde y amarillo se esfuman en el cielo, este taxista confía en que "cohete mata cacerola".
"Yo salí para expresar mi apoyo a Maduro, que la oposición sepa que no nos gusta su sinvergüenzura. Es falso que hubo trampa, que asuman que perdieron", dice convencido.
Para José Antonio Navas, de 51 años, en La Pastora también hay gente trabajadora de clase media que apoya a la oposición.
"No es como dicen, no fueron solamente los burgueses los que votaron por Capriles, somos nosotros, la clase media y los que él (Maduro) llama 'pata en el suelo' (sin zapatos). Queremos saber la verdad", expresa.
Pese a la evidente división entre chavistas y opositores, Iliancel García dice que los vecinos de esta zona de La Pastora se mantienen de alguna manera unidos.
"Con mis vecinos nos respetamos, no hay pleitos, sólo nos chalequeamos (bromeamos) de vez en cuando", concluye.