ISLAMABAD.- Un tribunal paquistaní ordenó este jueves la detención del ex Presidente Pervez Musharraf por haber destituido a jueces cuando estaba en el poder, pero él se fue de la audiencia escoltado por sus guardaespaldas rumbo a su casa, protegida por un comando.
El "General Musharraf", en el poder desde que dio un golpe de Estado en 1999 hasta que dimitió en 2008, regresó al país recientemente desde exilio con la esperanza de presentarse a las elecciones legislativas del próximo 11 de mayo.
Este jueves el ex Presidente compareció en una audiencia que debía dictaminar sobre la prolongación de su libertad bajo fianza en el caso de la destitución de los jueces.
Pero lo que debía ser un mero trámite administrativo se ha convertido en un folletín político-judicial. "Creíamos que se iba a prolongar la libertad bajo fianza sin problema y para sorpresa general el juez rechazó prorrogarla y ordenó la detención (de Musharraf)", señaló Muhamad Amjad, un portavoz del partido del ex jefe de Gobierno.
El general retirado, protegido por sus guardaespaldas, se fue del tribunal en cuanto el juez emitió su dictamen, dejando atónitos a los policías que vieron como entraba en un automóvil negro.
Musharraf se dirigió hacia su mansión de las afueras de la capital, Islamabad, donde una decena de simpatizantes suyos denunciaban el dictamen judicial.
"¡No aceptamos esta decisión!", "¡Es una injusticia!", "¡Larga vida a Musharraf!", gritaban sus seguidores, mientras un comando policial protegía la entrada principal de la vivienda.
Los abogados de Musharraf acudieron a la Corte Suprema para interponer un recurso y aseguraron que el ex Mandatario no huyó del tribunal pero ningún policía se había dignado a detenerle.
En un comunicado, el ex jefe de Estado dijo ser víctima de una "vendetta" desde que regresó al país para presentarse a las elecciones y advirtió que su eventual detención tendría consecuencias.
Si el Tribunal Supremo no levanta la orden de detención, "esto podría generar tensiones innecesarias entre los diferentes pilares del Estado y posiblemente desestabilizar el país", sostuvo, refiriéndose a un conflicto entre la justicia y las fuerzas armadas.
Otros no lo ven con los mismos ojos. "El comportamiento del general Musharraf muestra su desdén hacia el procedimiento legal e indica que como antiguo jefe de las fuerzas armadas y dictador cree poder eludir su responsabilidad en los abusos" que cometió, considera Ali Dayan Hasan, director para Pakistán de la organización Human Rights Watch.
Aparte de este caso, Musharraf está acusado por su presunta implicación en el asesinato del jefe independentista de la provincia de Baluchistán (sudoeste) Akbar Bugti y el de la ex primera ministra Benazir Bhuto.
Además, un grupo de abogados paquistaníes intenta convencer a la Corte Suprema de que juzgue al ex presidente por "alta traición" por haber impuesto el estado de excepción en la época en la que dirigió el país, única potencia musulmana dotada del arma atómica.
Consultado esta semana sobre si estaba dispuesto a purgar una pena de prisión en el caso de que lo condenen en uno de estos casos, Musharraf respondió: "Si es una sentencia, entonces estoy dispuesto a ir" a la cárcel.
Musharraf dirige la APML (All Pakistan Muslim League), un pequeño partido creado en el exilio que aboga por un enderezamiento de la economía paquistaní y el refuerzo de la capacidad militar en la lucha contra los talibanes que perpetran atentados en el país.
Pero un tribunal paquistaní descartó esta semana la candidatura de Musharraf en las legislativas de mayo, un test crucial para este país acostumbrado a los golpes de Estado.