Equipos de rescate trabajan desde que ocurrió el derrumbe para rescatar a decenas de personas sepultadas.
AFPSAVAR.- Mientras sigue elevándose el número de víctimas fatales debido al derrumbe del edificio Rana Plaza en las afueras de Dacca (Bangladesh), la tragedia puso en evidencia las penosas condiciones laborales que predominan en los talleres que elaboran productos destinados a la exportación a Occidente.
El inmueble de ocho pisos que se desplomó albergaba pequeños establecimientos textiles. El hecho dejó más de 1.000 lesionados, según Hiralal Roy, médico del hospital Enam, situado cerca del sitio del derrumbe.
Muchas personas que seguían sepultadas bajo los escombros todavía pedían auxilio el jueves. Equipos de bomberos y personal del Ejército seguían trabajando el jueves para intentar penetrar la montaña de hormigón y de acero para rescatarlos.
Según el ministro del Interior, Muhiudin Khan, el edificio fue construido sin respetar la legislación en vigor. Pese a ello, unas 5.000 personas trabajaban en el recinto, que también albergaba departamentos y locales comerciales.
"El edificio colapsó en minutos. La mayoría de los trabajadores no tuvo posibilidad de escapar", el responsable del Departamento Nacional de Bomberos, Ahmed Ali.
El accidente evidenció los problemas de seguridad y las pésimas condiciones de trabajo en la industria textil de Bangladesh, el segundo mayor exportador de ropa global que provee a minoristas de todo el mundo.
Uno de los talleres situados en el inmueble era New Wave Style, que en su página internet afirma abastecer a la compañía española Mango y la italiana Benetton.
La cadena británica de ropa a bajo precio Primark, en tanto, fue de las primeras en admitir que una de sus proveedoras estaba basada en el edificio siniestrado.
"La compañía está conmocionada y profundamente triste por este terrible suceso en Savar, cerca de Dacca, y expresa sus condolencias a todos los afectados", dijo en un comunicado.
Advertencias ignoradas
Algunos de los obreros que trabajaban en los talleres de confección se habían quejado públicamente el martes por la noche de la existencia de fisuras, lo que desató pánico entre los trabajadores.
El miedo generó una estampida en la que resultaron heridas diez personas. No obstante, los trabajadores tuvieron que regresar a sus labores por orden de sus jefes.
"Los responsables nos obligaron a volver y una hora después de que volvimos el edificio se derrumbó con un gran estruendo", relató Musumi, una obrera de 24 años.
Mustafizur Rahman, responsable de una unidad policial creada para tratar los problemas industriales, dijo que los propietarios de la fábrica ignoraron la advertencia de abrir sus instalaciones.
"Tras examinar las fisuras el martes, les dijimos que mantuvieran las plantas cerradas. Desafiaron nuestra advertencia", reveló.
Según grupos de defensa de los derechos laborales, fue el incidente de este tipo en la historia del país.
El gobierno del Primer Ministro Sheikh Hasina declaró un día nacional de luto.
La tragedia más grave ocurrida hasta el derrumbe del miércoles se registró en noviembre de 2012, cuando un incendio en una fábrica en la que se producía ropa para varias marcas occidentales en Dacca dejó 111 personas muertas.
El siniestro se vio agravado por la mala calidad de los equipos de seguridad y el bloqueo de las salidas de emergencia.
Los derrumbes de edificios en Bangladesh son corrientes, ya que las normas de seguridad en la construcción se aplican rara vez. En 2005, al menos 70 personas murieron al desplomarse un taller textil en las afueras de Dacca.