SANTIAGO.- Treinta mil desapariciones, cientos de muertes de civiles y robo de bebés durante su gobierno de facto. Éstos fueron sólo algunos de los "hitos" que elevaron al ahora fallecido Jorge Rafael Videla al sitial de símbolo de una de las etapas más oscuras de Argentina.
Nacido en 1925 en la ciudad bonaerense de Mercedes, fue el tercero de los cinco hijos del coronel Rafael Eugenio Videla Bengolea. Con sólo 17 años ingresó al Colegio Militar de la Nación y 33 años después era nombrado comandante en Jefe del Ejército.
En dicho puesto, encabezó la junta militar que comandó el golpe de Estado (24 de marzo de 1976) que destituyó a la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón, iniciándose la dictadura que autodenominó Proceso de Reorganización Nacional.
Allí controló los hilos del poder hasta 1981 -gobierno de facto se extendió dos años más-, manchando con sangre la historia del país vecino que, tras el regreso a la democracia, lo condenó a prisión perpetua por los crímenes de lesa humanidad.
Pese a ese histórico Juicio a las Juntas Militares, realizado en 1985, el ex general Videla recuperó su libertad cinco años después, beneficiado por los indultos que decretó el entonces presidente Carlos Menem.
En 1998, volvió a quedar detenido acusado de implementar un sistema ilegal de apropiación de menores durante la dictadura, un delito considerado imprescriptible. Primero, estuvo varios años bajo prisión domiciliaria, pero en 2008 fue enviado a una cárcel del cuartel militar de la localidad bonaerense de Campo de Mayo.
La inconstitucionalidad de los indultos dictada por la Corte Suprema de Justicia y la nulidad de las leyes de perdón permitió abrir una serie de causas en su contra que, 27 años después de finalizada su "administración", buscaban cerrar las heridas abiertas por el genocida.
En 2010, Videla recibió la condena de cadena perpetua, siendo el año pasado enviado a un penal común, el de Marcos Paz. En 2012, también fue sentenciado a 50 años por el plan sistemático de secuestro y apropiación de bebés durante la dictadura, uno de los crímenes más aberrantes del último régimen militar.
Con su muerte ya no quedan sobrevivientes de la primera Junta Militar, integrada además por el comandante Orlando Ramón Agosti, muerto en 1997, y el almirante Emilio Eduardo Massera, fallecido en 2010.