GAZA.- El Gobierno del movimiento islamista Hamás ejecutó a dos palestinos residentes en la franja de Gaza a quienes acusó de un delito de colaboracionismo con Israel.
Según informó este sábado el Ministerio del Interior, los dos palestinos, de 43 y 49 años e identificados por sus iniciales como H.K. y A.G., fueron condenados a la pena capital después de ser juzgados ante un tribunal militar de haber colaborado con los servicios secretos israelíes durante una década.
Según la acusación, pasaron a Israel información sobre instalaciones y bases de los servicios de seguridad palestinos en Gaza, sedes gubernamentales y talleres para la fabricación de armamento, que fueron luego destruidas por el Ejército israelí.
Los imputados fueron condenados a muerte por "espiar para el enemigo y de intento de asesinato", señala la nota de prensa del Ministerio que confirmó la ejecución de ambos la pasada madrugada.
Según el anuncio, la información que entregaron a Israel causó no sólo la destrucción de instalaciones sino también la muerte de varios civiles, entre ellos niños, y de milicianos de las facciones.
Desde que Hamás tomó el control de Gaza en 2007, apartando al presidente Mahmud Abás y su partido Al-Fatah del gobierno de la franja, catorce palestinos han sido ejecutados por el delito de colaboracionismo con Israel, despertando las críticas de grupos de derechos humanos y de la comunidad internacional.
El servicio secreto interno de Israel, el Shabak, se vale de cientos de estos colaboradores para seguir a los grupos armados palestinos y obtener información precisa sobre sus actividades.
En marzo pasado, Hamás lanzó una campaña de reconciliación en la que alentó a todos los colaboradores a entregarse y arrepentirse de sus actos, con la promesa de que serían indultados.
La campaña siguió a la ejecución sumaria en público de siete palestinos sospechosos de ese delito durante la operación militar israelí Pilar Defensivo, el pasado noviembre, que comenzó con la muerte del jefe del brazo del movimiento islamista, Ahmed Jabari.
En este caso las ejecuciones fueron perpetradas en plena calle por milicianos islamistas que luego arrastraron uno de los cuerpos desde una motocicleta para que sirviera de ejemplo.