La iniciativa se suma a la serie de manifestaciones que se han dado en el país, dirigidas contra los altos gastos del Gobierno en la organización del Mundial de 2014 y de la Copa Confederaciones.
ReutersRIO DE JANEIRO.- Una organización no gubernamental que lucha contra la violencia en Río de Janeiro se unió hoy a las protestas que sacuden desde la semana pasada a todo Brasil con la exhibición de 500 balones pintados con cruces en Copacabana, una de las playas más famosas del país.
Los 500 balones de fútbol pintados con cruces rojas representan las 500.000 personas asesinadas en los últimos diez años en Brasil, según la organización Río de Paz, que se ha caracterizado por este tipo de llamativas protestas.
Los balones fueron exhibidos en la playa de Copacabana hasta el mediodía, cuando fueron pateados simultáneamente al aire para que fuesen recogidos por niños pobres de una favela de Río de Janeiro, a quienes fueron donados.
Según el presidente de Río de Paz, Antonio Carlos Costa, la protesta también se suma a las convocadas por internet y que tan sólo el jueves congregaron a cerca de 1,2 millones de brasileños en un centenar de ciudades, ya que también reivindica mejorías en la salud y la educación.
"Brasil tiene que ofrecer salud y educación de excelencia", afirmó Costa al exigir que el Gobierno construya hospitales y escuelas de calidad tan rigurosa como la que la FIFA exige para los estadios construidos para el Mundial que el país organizará el próximo año.
Una de las críticas de los manifestantes está dirigida a los altos gastos del Gobierno en la organización del Mundial de 2014 y de la Copa Confederaciones, que se disputa actualmente en seis ciudades del país.
"Las manifestaciones sólo terminarán cuando los gobernantes presenten soluciones. La sociedad no acepta la construcción de estadios magníficos mientras que las escuelas y los hospitales permanecen en condiciones precarias", según Costa.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación públicas, y críticas contra la corrupción y los gastos del Mundial.
Pese a que varias alcaldías, incluyendo las de Sao Paulo y Río de Janeiro, ya anunciaron la reducción de los precios de los pasajes de autobús, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas y las del jueves fueron las más numerosas hasta ahora.