El obispo Báez calificó como ''inaceptable'' la represión a las protestas de los adultos mayores.
EFEMANAGUA.- Obispos de la Conferencia Episcopal abogaron hoy por la paz en Nicaragua, cuya capital ha sido agitada en los últimos días por la protesta de cientos de ancianos que exigen el pago de una pensión mínima de al menos 50 dólares mensuales.
Monseñor Silvio Báez, secretario general de la Conferencia Episcopal nicaragüense, instó este domingo durante el oficio litúrgico en la Catedral de Managua al gobierno de Nicaragua a respetar los derechos de los ancianos que reclaman el derecho a una pensión mínima por los años que "sirvieron a la patria".
El llamado del obispo se produce luego de que "fuerzas de choque" presuntamente vinculadas al gobierno agredieran la madrugada del sábado a los ancianos que permanecen en protesta frente al edificio del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
El obispo Báez calificó la agresión contra los ancianos de "terrorismo de Estado" y dijo que desde todo punto de vista resulta "absolutamente inaceptable cualquier tipo de represión" contra los miembros de la Unión Nacional de Adultos Mayores (UNAM) que han elevado un justo reclamo.
Desde hace siete días aproximadamente, cientos de ancianos agrupados en la UNAM permanecen frente a las instalaciones del INSS en demanda del pago de una pensión mínima por los años laborados y durante los cuales pagaron cotizaciones al sistema de la Seguridad Social.
Porfirio García, un anciano de más 70 años, presidente de la UNAM, dijo hoy a la prensa que permanecerán con su protesta hasta que el gobierno del presidente Daniel Ortega apruebe el pago de una pensión mínima calculada en unos 50 dólares.
Los ancianos que participan en la protesta no lograron cumplir los requisitos de ley que establece el pago de al menos 750 semanas de cotizaciones al INSS para tener derecho al retiro laboral, a los 60 años.
La protesta de los ancianos ha sido respaldada por organismos civiles, por la iglesia católica, por el sector privado y activistas de derechos humanos, que consideran justo el reclamo de los ancianos.