BANGKOK (Tailandia).- El gobierno de Myanmar (Birmania) decidió prohibir la publicación del número de julio de la revista "Times", que luce en su portada la imagen del polémico monje budista Wirathu, quien ha lanzado duros ataques contra la minoría musulmana.
La información lleva el título "La cara del terror budista".
En un mensaje televisado, el Ejecutivo birmano declaró que los motivos de la censura se centran en "evitar el rebrote de disturbios raciales y religiosos" en el país.
Desde el año pasado se han registrado violentos enfrentamientos en el oeste de Myanmar, protagonizados por integrantes de la minoría islámica rohingya y habitantes budistas.
Budista "radical"
Wirathu es caracterizado por el prestigioso medio estadounidense como el n líder de un movimiento radical de monjes budistas birmanos que predican que la minoría musulmana del país amenaza la pureza racial y la seguridad nacional.
La agrupación, conocida por usar como emblema los dígitos 969, que aluden a las virtudes de Buda, exige que se apliquen restricciones a los matrimonios entre budistas y musulmanes y el boicot de los negocios de personas de religión islámica.
La oficina del Presidente birmano, Thein Sein, emitió un comunicado el domingo en el que rechaza cualquier forma de asociar al budismo con la discriminación, el terror o la violencia.
"Lo que ha escrito la revista 'Times' puede conducir a malentendidos sobre la religión budista en Birmania y perjudica los esfuerzos para lograr la conciliación inter-religiosa en Myanmar", apunta la nota.
Cerca de 250 personas han muerto durante los enfrentamientos entre budistas y musulmanes que comenzaron hace más de un año en el estado Rakhine, noreste de Birmania, y se han propagado por diversas provincias del país.
Decenas de miles de personas de religión islámica permanecen hacinados en campos de refugiados, tras perder sus hogares a manos de las turbas budistas que patrullaban las poblaciones blandiendo machetes y palos y quemando edificios.
La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y los gobiernos de varios países han expresado su preocupación de que los disturbios terminen por descarrilar las reformas que han abierto paso a una transición política en esa nación, después de casi medio siglo de regímenes militares.