CIUDAD DEL VATICANO. - La primera encíclica de la historia escrita por dos papas, Francisco y Benedicto XVI, con el título "Lumen fidei" ("La luz de la fe"), fue presentada este viernes por el Vaticano.
La encíclica (véala aquí), considerado el documento más importante que un papa escribe durante su pontificado, salió traducida a varios idiomas, entre ellos español, italiano, francés, inglés, alemán y portugués y es una amplia reflexión sobre la fe en el mundo moderno.
"Es un documento fuerte. Un gran trabajo, lo ha hecho él y yo lo voy a terminar", anunció el pasado 13 de junio Francisco durante un encuentro con obispos de todo el mundo, en el que reconoció que fue escrita "a cuatro manos".
Dividida en cuatro capítulos, una introducción y una conclusión, el documento, que en su versión en español tiene 82 páginas, completa la labor teológica de Benedicto XVI sobre las virtudes después de "Deus caritas" ("Dios es caridad") del 2005 , "Spe Salvi" ("Sobre la esperanza cristiana") del 2007 y "Caritas in Veritate" ("En la caridad y en la verdad") del 2009.
Se trata de la primera encíclica de la historia del catolicismo escrita por dos pontífices, ya que Benedicto XVI había iniciado su redacción antes de renunciar al pontificado en febrero pasado.
A la primera redacción elaborada por el Papa emérito, Francisco agregó "algunos aportes", explicó el Vaticano.
"Él había completado prácticamente una primera redacción de esta Carta encíclica sobre la fe. Se lo agradezco de corazón y, en la fraternidad de Cristo, asumo su precioso trabajo, añadiendo al texto algunas aportaciones", aclara Francisco en la introducción.
"En primer lugar hay que recuperar el carácter de luz propio de la fe, capaz de iluminar toda la existencia del hombre, de ayudarlo a distinguir el bien y el mal, sobre todo en una época como la moderna, en la que el creer se opone al buscar y la fe es vista como una ilusión, un salto al vacío que impide la libertad", escribe Francisco en la introducción.
La carta papal, dirigida tanto a los obispos y religiosos de todo el mundo como a los laicos, dedica el cuarto capítulo a la relación entre la fe y el bien común.
"La fe [...] hace fuertes los lazos entre los hombres y se pone al servicio concreto de la justicia, el derecho y la paz" y "no e ajeno al compromiso concreto del hombre contemporáneo".
En el mismo capítulo defiende "la familia fundada en el matrimonio, entendido como unión estable de un hombre y una mujer".
Para Francisco, la familia "nace del reconocimiento y de la aceptación de la bondad de la diferenciación sexual", que "promete 'un amor para siempre' y reconoce el amor creador que lleva a generar hijos".