SEÚL.- Las dos Coreas se prepararon hoy para afrontar mañana, lunes, el que será su tercer encuentro destinado a sentar las bases que permitan reabrir el complejo industrial conjunto de Kaesong, situado en territorio del Norte y paralizado desde el pasado abril.
A esta reunión, Seúl acudirá al complejo, situado al norte de la militarizada frontera entre las dos Coreas, con un nuevo jefe para las negociaciones, Kim Ki-woong, veterano director del Ministerio de Unificación, en detrimento de Suh Ho, según detalló hoy la agencia Yonhap.
Con este cambio, Corea del Sur espera poder reconducir el diálogo después de que en las otras dos ocasiones, la última el pasado miércoles, ambas partes fracasaran a la hora de establecer las condiciones del acuerdo.
En este sentido, según los expertos surcoreanos, el Norte quiere normalizar sin condiciones la reapertura de Kaesong, mientras que Seúl quiere incluir cláusulas de salvaguarda que eviten que Pyongyang vuelva a cerrarlo unilateralmente y que garanticen su funcionamiento al margen de la situación política y diplomática.
El complejo, que funcionaba con normalidad desde hace ocho años, quedó paralizado el pasado 9 de abril cuando el régimen comunista de Kim Jong-un ordenó el cierre de la entrada al paso fronterizo y la retirada de los 54.000 trabajadores norcoreanos contratados por las cerca de 123 empresas surcoreanas que operan en el polígono.
Según los analistas, la tercera ronda de negociaciones que tendrá lugar mañana se antoja "crucial" para el futuro del complejo ya que podría desvelar la existencia de grandes diferencias entre ambos de cara a poder culminar satisfactoriamente un acuerdo.
En este sentido, Pyongyang aumentó la presión ayer al vincular el resultado positivo de este diálogo con el futuro de ambos países: "Mientras que no se resuelva el asunto del complejo de Kaesong, no puede darse ningún progreso en las relaciones intercoreanas", detalló en un despacho la agencia norcoreana, KCNA.
El polígono, que permaneció cerrado hoy, registró una gran actividad entre el pasado viernes y ayer sábado, días en los que más de dos centenares de camiones y trabajadores del Sur acudieron a Kaesong a recuperar materiales y productos de sus fábricas.
Desde el cierre del complejo, las empresas surcoreanas han registrado unas pérdidas superiores a los 900 millones de dólares, según datos publicados a finales de junio, mientras que Corea del Norte, para el que supone una importante fuente de divisas, no ha aportado datos al respecto.