AFP
RÍO DE JANEIRO.- La Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió hoy una acción conjunta con el Vaticano en favor de una "amplia alianza global para el combate del hambre y la pobreza", al recibir en Río de Janeiro al Papa Francisco, quien liderará hasta el domingo la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Al saludar al pontífice en una ceremonia realizada en la sede de la gobernación de Río, Rousseff destacó el origen latinoamericano de Francisco -"nacido en nuestra vecina y hermana Argentina"- y lo definió como "un líder religioso sensible a las ansias de nuestros pueblos".
La mandataria afirmó que recibir a Francisco en Brasil en su primer viaje internacional es un honor, y destacó que se trata de "un honor duplicado, por tratarse del primer Papa latinoamericano", lo que brinda la oportunidad de "renovar el diálogo con la Santa Sede" sobre "valores comunes", como "justicia social, solidaridad, derechos humanos y paz entre las naciones".
"Luchamos contra un enemigo común: la desigualdad", aseveró Rousseff, quien recordó las manifestaciones de preocupación de Francisco por los efectos de la crisis financiera global y por la "globalización de la indiferencia", a la que se refirió en un reciente discurso en la isla italiana de Lampedusa.
En su discurso, Rousseff hizo referencia a las multitudinarias manifestaciones que sacudieron Brasil en junio y que llevaron a las calles a más de un millón de personas en protesta contra la corrupción y los millonarios gastos del Estado con la preparación del Mundial de fútbol de 2014 y en demanda de mejores servicios públicos de transporte, salud y educación.
Según la presidenta brasileña, las protestas reflejaron "la fe" de los brasileños, y la creencia de los habitantes del país "en nuestra capacidad de mejorar nuestra vida y en que mañana puede ser mejor que hoy".
La mandataria afirmó que los "cientos de miles de jóvenes" que participaron en las protestas piden "más derechos sociales, más educación, mejor salud, mejor movilidad urbana", y exigen "respeto ético" y que la política "atienda los intereses de la población y no sea territorio de privilegios".
"Quieren participar en la construcción de soluciones para los problemas; están cansados de la violencia que, muchas veces, los convierte en sus principales víctimas", agregó Rousseff.