RÍO DE JANEIRO.- Francisco, el "Papa de los pobres", tendrá este jueves en Rio de Janeiro un día de contrastes: visitará la empobrecida favela de Varginha y acogerá a cientos de miles de jóvenes peregrinos en la playa de Copacabana, carta postal de la ciudad.
Y su agenda hasta podría incluir el fútbol, una de las pasiones del Pontífice argentino que bendecirá en la alcaldía la bandera de los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio, en una ceremonia en la que se espera la presencia de los ex astros Pelé y Zico, según el Vaticano.
El primer Santo Padre latinoamericano recibirá asimismo las llaves de Rio de Janeiro de manos del alcalde Eduardo Paes, que pidió disculpas por las fallas de seguridad y logística que han empañado la visita papal.
Varginha, una favela gris, plana y sin glamour del Complejo de Manguinhos (zona norte), fue por décadas muy violenta hasta que fue reconquistada por la policía de manos de narcotraficantes hace menos de un año.
Pero el narcotráfico continúa de manera más discreta en esta barriada donde el pontífice bendecirá el nuevo altar de la iglesia, aún sin terminar, caminará por la cuadra y visitará a una familia.
Desde el techo de una casa precaria que da a un campo de fútbol, se dirigirá a unos 25.000 fieles.
El denominado "papa del pueblo", que como el arzobispo Jorge Bergoglio denunció la "exclusión" de "grandes masas de la población" debido al neoliberalismo y a la globalización, visitó el miércoles un centro de rehabilitación de drogadictos en un hospital franciscano al pie de favelas, y el viernes se reunirá con un grupo de presos.