RÍO DE JANEIRO.- En su quinto día de visita a Brasil, el Papa Francisco escuchó este viernes las confesiones de cinco jóvenes en una tienda montada en el parque Quinta da Boa Vista, en Río de Janeiro, en el marco de las celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Se trata de un venezolano, tres brasileños y una italiana, que estuvieron con el Pontífice, quien rezó junto con los fieles que abarrotaron el amplio parque de la zona norte de Río.
El programa de Francisco se inició temprano en la mañana, cuando el Papa celebró una misa privada para 300 religiosos en una capilla de la residencia de Sumaré, donde está alojado en Río.
Después del encuentro con los jóvenes en Quinta da Boa Vista, el Pontífice volvió a darse un baño de multitudes, al ser festejado por miles de personas durante su trayecto en papamóvil entre el teatro Municipal, en el centro de Río, y el Palacio Episcopal, en el vecino barrio de Gloria, donde sostuvo un encuentro reservado con jóvenes delincuentes.
Según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, esa reunión corresponde a "la tercera etapa" del plan de Francisco de reunirse con los "jóvenes de sufren", y que ya incluyó la visita a un centro de recuperación de drogodependientes, el miércoles, y la ida a la favela Varginha, el jueves.
Lombardi agregó que el encuentro con los delincuentes juveniles ha sido incluido en el programa de la JMJ por iniciativa del papa, quien, desde que asumió el sillón de Pedro, suele llamar por teléfono cada dos semanas a un grupo de jóvenes detenidos en Buenos Aires, con los que ha construido "una relación de amistad".
El programa papal de este viernes incluye además un almuerzo con 12 jóvenes -dos de cada continente y dos más de Brasil- y, al final de la tarde, un regreso a Copacabana donde Francisco hará un discurso ante los cientos de miles de jóvenes de todo el mundo que intervienen en la JMJ, después de asistir a una representación de la Vía Crucis sobre la famosa playa carioca.