RIO DE JANEIRO.- Durante una reunión especial con fieles argentinos, el Papa Francisco llamó a los jóvenes a hacer un "lío" en sus diócesis y salir de sus jaulas espirituales.
La exhortación de Francisco ganó la aclamación de los concurrentes como el líder renegado de la Iglesia más grande del mundo. Pero también dejó a muchos de sus seguidores sopesando sus propias interpretaciones de las palabras del pontífice sobre la necesidad de sacudir a la Iglesia.
Algunos dijeron que pensaban Francisco quería que se opusieran con más fuerza cuando les enseñan ideas modernas que chocan con la doctrina de la Iglesia. Otros dijeron que significaba salir a la calle e impulsar el cambio social.
"Si en mi clase de biología hablan sobre el aborto, debería levantar la mano y decir que no creo en eso", dijo María Alejandrina de Dicindio, una catequista argentina de 54 años que viajó a Río a ver al papa, también argentino. "La juventud debe abrir la boca cuando es su turno".
Para el peregrino mexicano Gilberto Amado Hernández, el mensaje del papa significa que, en lo que a Amado respecta, debe empezar a mostrar al mundo el mensaje de amor de Jesucristo.
"Es difícil conocer a gente joven que quiera acercarse a Cristo", dijo Amado. "Tenemos que demostrarles que la fe es algo hermoso".
Francisco mismo no especificó qué hacer, pero él ha demostrado sus propias formas de romper con los moldes durante su visita esta semana a Río de Janeiro y Sao Paulo, su primer viaje al extranjero como Pontífice.
El primer Papa latinoamericano preocupó a los agentes de seguridad al pasar junto a las multitudes montado en un papamóvil abierto por un lado en lugar de utilizar el vehículo blindado completamente cerrado por el que optaron sus dos últimos predecesores. También se aventuró a acercarse a la multitud para besar bebés y bendecir a niños, y el viernes se reunió en privado con menores delincuentes para aconsejarlos.
Al hablar con los fieles argentinos el jueves, Francisco dijo que los católicos deben hacer un esfuerzo concertado para salir de sus propios mundos.
"Quiero ver que la Iglesia se acerque a la gente, quiero que nos despojemos del clericalismo, lo mundano, el estar encerrados en nosotros mismos, en nuestras parroquias, colegios o estructuras, porque ellas son para salir", dijo el Santo Padre a los argentinos.
La visita de Francisco a un barrio pobre el jueves en Río de Janeiro no fue la primera de su tipo. Como arzobispo hizo visitas regulares sin escolta a barrios pobres peligrosos y se encargó de que todos los "barrios miseria" de Buenos Aires tuvieran una capilla y un sacerdote para difundir la palabra del Señor.
Para la estudiante argentina Ana Paula Garrote, Francisco mostró a los católicos que necesitaban vivir ese tipo de espíritu.
"Para mí, el Papa quiso decir que debemos salir a las calles, no quedarnos en las parroquias y no avergonzarnos de hablar de Dios", dijo Garrote. "El Papa nos dice que hablemos de Dios sin impunidad, porque tenemos la verdad, en mayúsculas, y no estamos solos".