ROMA. - La Corte de Casación italiana se encuentra reunida este martes para pronunciarse sobre la condena al ex Primer Ministro y magnate de las comunicaciones Silvio Berlusconi, una sentencia que podría poner fin a su carrera política y que pone en peligro la actual coalición de gobierno de centro-izquierda.
La Corte Suprema deberá confirmar o no la condena a Berlusconi a 4 años de cárcel por fraude fiscal en la adquisición de derechos televisivos para su imperio audiovisual Mediaset y a cinco años de inhabilitación a ejercer cargos públicos.
"El día del juicio" titula el influyente diario "Il Coriere della Sera", mientras "La Stampa" recalca que el veredicto constituye un "obstáculo gigante que paraliza la máquina política" de Italia.
Los magistrados, que iniciaron a examinar varios casos, pueden tomarse varios días para confirmar o no la sentencia, que inhabilitaría al líder indiscutible de la derecha italiana y magnate de las comunicaciones, quien ha sido tres veces primer ministro.
Según la prensa local, los magistrados pronunciarán el veredicto entre el miércoles o jueves y algunos comentaristas no excluyen que sea aplazado a septiembre, aunque no se descarta que hoy Berlusconi conozca el fallo.
Por su parte, Il Cavaliere, que no asiste a la audiencia, confesó en una entrevista que "no logra dormir desde hace un mes" por el caso.
El Tribunal de Milán (norte) confirmó en mayo pasado la condena a cuatro años de cárcel del ex Primer Ministro italiano por fraude fiscal por el caso Mediaset, pero la rebajó a un año gracias a una amnistía.
Berlusconi, de 76 años, fue juzgado por aumentar artificialmente el precio de los derechos de difusión de filmes, comprados por sociedades pantalla de su propiedad y vendidos a su imperio audiovisual Mediaset, un sistema que permitía al grupo reducir los beneficios en Italia y pagar menos impuestos.
Il Cavaliere, actual senador de la república, no será encarcelado debido a la edad pero su inahilitación por cinco años a todo cargo público puede generar una crisis política inédita.
Nadie se atreve a apostar sobre la decisión de la corte, la más alta jerarquía judicial del país y cuyas decisiones no pueden ser impugnadas.