EL CAIRO.- La decisión del Gobierno egipcio de desmantelar los campamentos en El Cairo a favor del depuesto Presidente Mohamed Mursi constituye "una fórmula para nuevos derramamientos de sangre", advirtió hoy Amnistía Internacional.
AI recordó en un comunicado que los efectivos de seguridad egipcios tienen un historial de uso excesivo de la fuerza para reprimir las manifestaciones y señaló que con su resolución el Ejecutivo ha dado el visto bueno a la ejecución de nuevos abusos.
Ayer, el Gobierno decidió empezar a adoptar "las medidas necesarias" para poner fin a las acampadas pro Mursi en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya, en el distrito de Ciudad Naser, y de Al Nahda, en Doki.
La directora adjunta del Programa para Oriente Medio y el Norte de África de AI, Hasiba Hadj Sahraui, subrayó que "las autoridades y las fuerzas de seguridad deben adoptar un enfoque que evite el uso de la fuerza y se base en 'métodos de persuasión, negociación y mediación', como recomiendan las normas internacionales".
AI recordó que la madrugada del pasado día 27 ochenta personas perdieron la vida en choques entre manifestantes islamistas y la policía en las inmediaciones de Rabea al Adauiya.
Según AI, los efectivos de seguridad utilizaron en la represión de las protestas munición real.
"Las fuerzas de seguridad no deben recurrir al uso de armas de fuego a menos que exista una amenaza inminente de muerte o lesiones graves", argumentó Sahraoui.
La organización destacó también que en las últimas semanas los partidarios de Mursi han cometido actos violentos como tortura, y han utilizado armas de fuego.
Aun así, Sahraui advirtió de que "el uso de la violencia por parte de algunos manifestantes no debe ser un pretexto para impedir que otras personas ejerzan su derecho a la protesta pacífica".
"Se trata de un derecho humano que las autoridades egipcias tienen obligación de respetar. La decisión de dispersar cualquier reunión solo debe tomarse como único recurso", agregó.
La responsable de AI instó a que la Justicia investigue de "forma parcial e independiente" los episodios de violencia.
Egipto está dividido entre partidarios y opositores de Mursi, que fue depuesto por el Ejército el pasado 3 de julio, tras multitudinarias protestas los días anteriores que solicitaban elecciones presidenciales anticipadas.