Poleras con la imagen de Mursi en El Cairo.
Reuters
EL CAIRO.- La crisis política en Egipto entró el miércoles en una fase de gran tensión, después de que los esfuerzos internacionales de mediación internacional
fracasaron y el Gobierno establecido tras el golpe militar del 3 de julio pasado advirtió que está decidido a tomar medidas drásticas contra las manifestaciones de los partidarios de Mohamed Mursi.
Ambas partes instaron a sus seguidores a tomar las calles el jueves, mientras los seguidores del derrocado ex Mandatario se congregaron en dos campamentos en El Cairo.
El Presidente interino, Adli Mansour, dijo que Egipto vive una situación crítica, e insistió en que el Ejecutivo provisional insistirá en la realización de elecciones en nueve meses.
Enviados de Estados Unidos, la Unión Europea (UE), Qatar y Emiratos Arabes Unidos han estado intentando poner fin a la crisis y evitar que escale la violencia. Las gestiones tuvieron abrupto final cuando la oficina del jefe de Gobierno precisó que el período de esfuerzos internacionales "terminó hoy".
El enviado estadounidense, William Burns, dejó el país, mientras que el de la UE Bernardino Leon se quedó en la capital con la esperanza de revivir las tratativas.
Casi 300 personas han muerto debido a la violencia política desatada tras el derrocamiento de Mursi.
Paciencia "se acaba"
El Primer Ministro interino, Hazem el-Beblawi, manifestó que la decisión del gobierno de desmantelar los campamentos de protesta era definitiva y que la paciencia casi se había acabado.
Los manifestantes han "sobrepasado todos los límites del pacifismo", dijo Beblawi, quien acusó a los partidarios del ex Presidente de incitar a la violencia y bloquear calles.
Cualquier uso de armas contra policías o ciudadanos será "enfrentado con la máxima fuerza y decisión", añadió.