LIMA.- Más allá de su creciente utilización en seguridad, especialmente en acciones de inteligencia militar en los valles "cocaleros" en los que actúan guerrilleros y bandas de traficantes, los drones o aeronaves sin piloto ven crecer sus aplicaciones civiles en Perú.
Entre esa expansión se cuentan labores relacionadas con la arqueología, en un país rico en vestigios de antiguas culturas prehispánicas, y en la agricultura.
A simple vista, estas aeronaves -tanto aviones como helicópteros, algunos con forma de "arácnidos" gigantes- , parecen aparatos de aeromodelismo. No obstante, los más sofisticados pueden seguir rutas de vuelo de manera autónoma, gracias a programas informáticos.
También "van dotadas con cámaras de video o de fotografía de gran precisión y pasan prácticamente inadvertidas en el cielo", señaló Andrés Flores, ingeniero electrónico y responsable del Grupo de sistemas de aeronaves no tripuladas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
El experto encabeza un equipo multidisciplinario de científicos que, bajo el paraguas de ese plantel, se ha convertido en una usina de proyectos y promueve el desarrollo para fines de uso civil de los drones.
"Hasta el momento hemos logrado aplicar su uso para fines agrícolas en tierras de cultivo, donde recolectan información sobre la salud de las plantas, y en arqueología, para conocer mejor las características en cada sitio y las extensiones que ocupan", explicó.
En ambos campos "se requiere de gran precisión y de todos los datos posibles para optimizar los trabajos", indicó.
Modelos tridimensionales del pasado
Uno de los arqueólogos que ha utilizado con mayor intensidad este nuevo procedimiento es Luis Jaime Castillo, quien dirige una investigación en ruinas de la cultura moche (700 d.C.) situadas en las localidades de San Ildefonso y San José de Moro, en la costa norte peruana.
El científico utiliza cuatro equipos de drones para su trabajo.
"Las imágenes (que nos brindan) las podemos convertir en datos a través de la topografía y la fotogrametría para construir modelos tridimensionales", señaló.
Las fotografías captadas por los aparatos desde la altura permiten percibir los muros, los patios y la trama de la ciudad que se explora, así como otros elementos presentes en el sitio arqueológico, precisó.
No es la única aplicación científica de las aeronaves sin piloto. En zonas selváticas, por ejemplo, pueden ser empleados para investigar la fauna silvestre.
En agricultura, en tanto, los drones "permiten aprovechar una mayor área de cultivo al estimar la salud de las plantas y el crecimiento del cultivo. Las cámaras que usan brindan 500 datos de alta tecnología, mientras el ojo humano recolecta apenas 10", detalló Hildo Loayza, físico que trabaja en aplicaciones con aeronaves sin piloto para la agricultura en el Centro Internacional de la Papa de Lima.
Falta de regulación
Los aparatos de este tipo usualmente son equipados con un minicomputador, un equipo de posicionamiento GPS, una brújula y un altímetro. También pueden ser programados con facilidad utilizando la aplicación cartográfica Google Maps.
Los investigadores de la PUCP los fabrican con fibra de carbono y ligera madera de balsa. Vuelan por debajo de las nubes debido a que el cielo cubierto de nubes impide su uso, explicó Aurelio Rodríguez, aeromodelista y arqueólogo que los construye y enseña su uso.
En Perú no existe regulación para la aplicación civil de los drones, lo que permite impulsar todo tipo de proyectos privados. No obstante, el gran problema reside en que su utilización para vigilancia urbana podría atentar contra la privacidad de las personas, lo que hace necesario una regulación, admitió Flores.