El nutrido contingente policial desplegado en el Zócalo fue apoyado por carros lanzaagua.
ReutersCIUDAD DE MÉXICO.- Centenares de policías antimotines mexicanos desalojaron un sector de la plaza central del Zócalo, en la capital mexicana, que era escenario desde hace varias semanas de una ocupación emprendida por profesores que protestan contra las reformas educacionales emprendidas por el Ejecutivo.
Los uniformados emplearon cañones de agua y gases lacrimógenos durante el operativo, que derivó en violentos enfrentamientos.
El Gobierno mexicano había exigido a los maestros que acampaban en el recinto que se retiraran, con el fin de permitir los festejos previstos para este domingo, en el marco de la fiesta de la Independencia. El ultimátum vencía este viernes en la tarde.
A la hora fijada, policías antimotines irrumpieron con carros lanzaagua en la plaza, que ya habían abandonado la mayoría de los docentes.
Unos 200 manifestantes trataron de resistir la entrada con la instalación de vallas metálicas y el lanzamiento de piedras y bombas molotov contra los policías.
Cerca de 29 personas resultaron lesionados por golpes, entre ellos una mujer que debió ser hospitalizada y se encuentra estable, según indicó un vocero de la Cruz Roja Mexicana.
El Comisionado Nacional de Seguridad, Manuel Mondragón, explicó a la emisora Radio Fórmula que hubo más de 20 detenidos y 15 policías heridos.
Los disturbios se extendieron a calles aledañas del centro histórico de Ciudad de México.
Rubén Núñez, dirigente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) -la fracción radical del Sindicato Nacional que encabeza las protestas-, afirmó a la prensa que los maestros habían aceptado la retirada de la plaza para seguir negociando sus reivindicaciones con el gobierno.