BRASILIA.- Las denuncias de que Estados Unidos espió a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, a Petrobras y a miles de ciudadanos comunes en Brasil no solo deterioraron las relaciones diplomáticas entre ambos países, sino que también afectaron negociaciones de diversa índole que estaban en curso.
Según informa hoy el diario "Folha de Sao Paulo", acuerdos vinculados a la exportación de carne bovina brasileña, a la jubilación de brasileños y estadounidenses que residen en uno y otro país y a las áreas de Defensa y Comunicaciones, entre otros, quedaron "congelados" después de que documentos filtrados por el ex agente de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden revelaran el espionaje sistemático de Washington en Brasil.
El acuerdo que permitirá que brasileños que residen en Estados Unidos y norteamericanos que viven en Brasil puedan computar a la hora de jubilarse los años trabajados en su país de origen está listo pero todavía no fue firmado a instancias de bloqueos interpuestos tras las denuncias.
"El ritmo (de las negociaciones) pasó de tibio a muerto", sintetizó un diplomático norteamericano cuyo nombre no fue divulgado. "Está todo parado. Tanto Estados Unidos como Brasil están irritados", agregó.
Respecto a la apertura del mercado estadounidense a la carne bovina brasileña "in natura", o sea, no congelada, los trámites también están estancados a raíz de la tensión entre ambas naciones.
"Estados Unidos estaba próximo a anunciar la apertura del mercado para la carne bovina, pero ahora no sabemos qué sucederá", dijo el ex presidente de la asociación de exportadores de carne de Brasil Pedro Camargo.
Asimismo, las reuniones vinculadas al Diálogo de Energía y al Diálogo de Defensa, que estaban previstas para octubre, fueron canceladas, y la inminente asociación en comunicaciones y tecnología de la información quedó en suspenso.
"Existe desgaste en la relación tanto aquí (en Brasil) como allá (en Estados Unidos), aún cuando hay esfuerzos para controlar los daños", dijo el director del Instituto Brasileño en Wilson Center, Paulo Sotero.
A raíz de las denuncias, Rousseff canceló una visita que tenía previsto realizar a Washington en octubre. Brasilia exige un pedido de disculpas formal por parte de Estados Unidos así como el compromiso de que pondrá fin a la práctica de espionaje.
Según "Folha", Brasilia considera que el gobierno del presidente Barack Obama fue más enfático en su pedido de disculpas a Alemania, donde la canciller de ese país, Angela Merkel, también fue espiada, de lo que fue con Brasil.
La Cancillería señaló que los acuerdos estaban siendo negociados a un ritmo acelerado a instancias de la visita de Rousseff a Washington, y que, al ser cancelada, "perdieron el sentido de urgencia".