LONDRES.- El director del periódico "The Guardian", Alan Rusbridger, deberá comparecer el mes próximo ante un comité del Parlamento británico en relación con la publicación de información secreta filtrada por el ex agente estadounidense Edward Snowden.
"Alan ha sido invitado a prestar declaración ante el Comité de Interior y espera comparecer el mes próximo", señaló hoy un portavoz del diario, si bien no se ha revelado aún la fecha concreta.
"The Guardian" ha publicado numerosos artículos a partir de las filtraciones de Snowden sobre las actividades de espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de EE.UU. a millones de personas, unas revelaciones que causaron una gran polémica en todo el mundo y obligaron al exanalista de la CIA a refugiarse en Rusia.
La interpelación de Rusbridger se producirá después de que los responsables de los servicios secretos británicos respondieran el pasado jueves a las preguntas del Comité de Inteligencia del Parlamento, presidido por el diputado conservador Malcolm Rifkind.
Los documentos publicados en el diario revelaron que las agencias de inteligencia han accedido a las comunicaciones privadas por internet de millones de personas, así como de líderes políticos.
El diario ha defendido que su cobertura del caso ha motivado un debate necesario sobre las actividades de los servicios secretos.
El jueves, los directores de los servicios secretos MI5 (interior), Andrew Parker; de espionaje MI6 (exterior), John Sawers, y de escuchas del Gobierno GCHQ, Iain Lobban, fueron interpelados, por primera vez en público, por los diputados del comité.
Según Sawers, las filtraciones de Snowden sobre los programas de espionaje de EE.UU. y el Reino Unido "han hecho daño" y "puesto en riesgo" las operaciones de los servicios secretos británicos.
Lobban, por su parte, dijo que las revelaciones de Snowden han llevado a los terroristas a cambiar su modus operandi.
La vigilancia encubierta de grupos en Oriente Medio, Afganistán y el Sureste asiático ha "detectado conversaciones" entre ellos sobre la necesidad de cambiar sus sistemas operativos, según explicó.
Tanto Sawers como Lobban insistieron en que las actividades de sus agencias, criticadas por presunto espionaje a los ciudadanos, eran "legales", mientras que Parker subrayó que en ningún caso "socavan la libertad ni la democracia".