EFE
TACLOBAN.- Dos semanas después del paso del tifón Haiyan, algo parecido a la normalidad regresó a la ciudad filipina de Tacloban, entre otras cosas con la reanudación de la circulación de autobuses, aunque la cifra de muertos sigue subiendo y llegó a los 4.011, informaron las autoridades.
Unicef abrió en Tacloban un centro infantil en donde los niños podrán jugar y hablar de sus traumáticas experiencias, mientras que un campo de baloncesto fue limpiado de modo de que se puede volver a jugar en él.
Mientras tanto, las autoridades Protección Civil elevaron oficialmente a 4.011 los muertos a causa del tifón. Además hay 1.602 desaparecidos desde el paso de la tormenta el 8 de noviembre, y 18.000 heridos.
Por otra parte, los cooperantes de la ONU ya han llegado a casi dos millones de los 2,5 millones de personas que necesitan comida de forma urgente. No está claro si el otro medio millón ha recibido ayuda de otras fuentes.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas, esos 2,5 millones de personas necesitarán ayuda alimentaria a largo plazo. Más de un millón de casas resultaron dañadas o destruidas.
Las necesidades básicas están siendo cubiertas, declaró Daniel Toole, director regional para Asia-Pacífico de UNICEF.
La ayuda que se está organizando basta para seis meses, pero hace falta más, añadió, al tiempo que alertó de que está disminuyendo el interés de la comunidad internacional.
La cosecha filipina de arroz también se ha visto afectada por la tormenta, lo que redujo la previsión del total de 18,9 a 18 millones de toneladas, según un informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En líneas generales Filipinas producirá al mismo nivel que en 2012, pero los problemas se darán en algunas regiones, donde habrá crisis, señaló.