DUBLÍN.- Las conversaciones que mantienen los partidos de Irlanda del Norte para solucionar los problemas del proceso de paz concluyeron hoy sin que las partes llegasen a un acuerdo definitivo.
Después de una noche de intensas negociaciones con todas las formaciones de la provincia británica, el mediador estadounidense Richard Haass aseguró que aún existen "diferencias y divisiones", pero advirtió de que el "proceso no está muerto".
El ex diplomático mantiene desde septiembre conversaciones con todas las formaciones de la región para tratar de llegar a un acuerdo respecto a asuntos como el de las banderas, los desfiles y el legado de 30 años de un conflicto que causó más de 3.500 muertos.
Haass había fijado la fecha de hoy para que los partidos aceptasen las propuestas recogidas en un cuarto borrador, en cuyo caso pasarían a formar parte de un texto definitivo que aún cree que puede estar listo para antes de fin de año.
"El trabajo efectuado respecto a las banderas es muy decepcionante. Pero en las otras dos áreas los progresos han sido, creo, bastante impresionantes y sería una pena que no se tradujera en algo concreto. Nos gustaría pensar que existen motivos para volver", declaró el mediador.
Haass tiene previsto regresar hoy a Estados Unidos para pasar la Navidad, pero contempla la posibilidad de volver a Belfast el viernes para presentar su quinto borrador y tratar de cerrar el proceso antes de Año Nuevo.
Desde septiembre, el equipo de mediadores de Haass ha mantenido más de cien reuniones y se ha dirigido a más de 500 personas durante un proceso que ha incluido, además de a los políticos, a otros representantes de la sociedad norirlandesa.
Según el diplomático, han recibido más de 600 propuestas de "individuos y grupos" con ideas para resolver estas cuestiones, que han hecho brotar actos de violencia en las calles de la provincia.
Así sucedió en verano durante la temporada de desfiles de la orden protestante de Orange o a principios de este año, cuando cientos de policías resultaron heridos en enfrentamientos con jóvenes protestantes y católicos por la retirada de la bandera británica del Ayuntamiento de Belfast, que solo ondea ya en días señalados.
Más peligroso es que la radicalización de la ciudadanía sirva para dar vuelo a los disidentes del ya inactivo IRA, capaces de intensificar en los últimos meses su campaña armada y que, según la Policía, representan una amenaza seria para la paz.
Entre las ideas planteadas por Haass destaca la adopción de una nueva bandera para Irlanda del Norte o la redacción de un "código de conducta" que establezca normas sobre el despliegue de "banderas y emblemas de manera no oficial en lugares públicos", como podría ser un desfile orangista o en los murales de fachadas de edificios.
En las conversaciones multipartitas participan el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) y el Sinn Féin, antiguo brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA) y principal representante de la comunidad católica-nacionalista en la región.
Completan el quinteto el Partido Unionista del Ulster (UUP), el Partido Socialdemócrata y Laborista (SLDP, nacionalista moderado) y la Alianza, formada por miembros de ambas comunidades.