''Voy a seguir trabajando'', declaró la activista Ana Paula Maciel, tras su llegada a Brasil.
EFEPORTO ALEGRE.- Una brasileña que integraba el grupo de 30 militantes de Greenpeace que recibió una amnistía de Rusia declaró el sábado al llegar a Porto Alegre (sur de Brasil) que seguirá luchando, tres meses después de haber sido detenida en el Ártico.
"Voy a seguir trabajando y navegando. Si acepté los riesgos es también porque valía la pena. Rusia tuvo que admitir que no éramos piratas", declaró a la prensa Ana Paula Maciel, bióloga de 31 años, en el hall del aeropuerto de Porto Alegre.
Entre sus manos llevaba un gran afiche sobre el cual se leía "Salven el Ártico; Greenpeace".
La militante fue recibida por su familia y periodistas a los que agradeció por su apoyo. "Jamás habíamos tenido tanta atención por parte de los medios", aseguró.
"No sabemos cuál fue el objetivo de Rusia con esta reacción exagerada. Nuestra acción no estaba dirigida contra Rusia sino contra la industria petrolera (...) La única manera de sacarnos de esto era amnistiándonos", añadió la brasileña, quien considera que ni ella ni sus colegas habían cometido un delito.
Maciel era la única brasileña entre las 30 personas, de las cuales 26 no eran rusas, detenidas a fines de septiembre después de una intervención contra una plataforma petrolera en el Ártico que apuntaba a denunciar los riesgos de la explotación de hidrocarburos en esta zona que cuenta con ecosistemas particularmente frágiles.
Por ello los militantes fueron primero inculpados por piratería, un crimen pasible de una condena a hasta 15 años de cárcel, y luego por vandalismo, que podría haberles costado hasta siete años de detención.
Tras un período de detención en Murmansk, los miembros de la tripulación fueron trasladados a San Petersburgo antes de ser amnistiados la semana pasada por una nueva ley del parlamento ruso con motivo del 20 aniversario de la Constitución.