DUBÁI/SIDNEY.- Dubái se transforma hasta ahora en el escenario de la celebración más espectacular del Año Nuevo 2014, señalado por esperanzas e inquietudes, estas últimas relacionadas principalmente con el escenario económico global.
El emirato del Golfo Pérsico enriquecido por su producción de petróleo desplegó 400 puntos de lanzamiento de fuegos artificiales. Los más llamativos e imponentes fueron la torre Burj Khalifa, la más alta del mundo: casi la totalidad de sus 828 metros de altura fueron bañados por el despliegue pirotécnico en un espectáculo de seis minutos de duración.
El hotel Burj al-Arab, considerado por muchos expertos como el más lujoso del mundo, se unió al despliegue luminoso que cubrió el cielo de la ciudad, en un espectáculo que busca ingresar al libro Guinness de los récords.
En Berlín, la histórica Puerta de Brandenburgo fue enmarcada por enormes fuegos artificiales que presenciaron miles de personas. Londres tuvo como centro de los festejos la famosa rueda London Eye, que fue iluminada por cientos de proyectiles pirotécnicos, y Madrid marcó el momento del cambio de año con las campanadas del reloj de la Puerta del Sol.
Más tarde, las ciudades de Brasil recibieron el nuevo año con la enorme expectativa de recibir en los próximos meses a los equipos que disputarán el Mundial de Fútbol, junto a miles de hinchas de todos los rincones del planeta. Las playas de Copacabana, en Río de Janeiro, se llenaron de color ante una multitud calculada en 2 millones de personas.
Nueva York recibió el Año Nuevo con la canción homónima interpretada por el célebre cantante Frank Sinatra. En Times Square, miles de personas desafiaron el frío para participar en la celebración.
Gran espectáculo en Australia
Antes, en el Pacífico, Sidney realizó una de las presentaciones pirotécnicas más impresionantes de la historia de Australia, en la que por primera vez su célebre Teatro de la Ópera fue uno de los sitios desde los que despegaron numerosos fuegos de artificio.
Los festejos costaron 6 millones de dólares australianos (unos 5,3 millones de dólares de EE.UU.), según el alcalde, Clover Moore. Es el precio "de la fiesta de Año Nuevo más bonita del mundo, en el puerto más bonito del mundo", el mítico Harbour Bridge, destacó.
En Nueva Zelandia, la icónica Sky Tower de Auckland, visitada por miles de turistas de distintos países todos los años, fue el centro del despliegue de fuegos que eran visibles desde gran parte de la ciudad.
Más modestamente, las islas Tonga, en el Pacífico central, estuvieron entre las primeras naciones que dieron la bienvenida a 2014, con un festival religioso que culminó con el lanzamiento al aire de "cañones" de bambú.
Hong Kong, en tanto, vio iluminados sus rascacielos por miles de fuegos artificiales disparados desde embarcaciones ancladas en un área de un kilómetro del histórico estrecho de Victoria Harbour.
Japón, por contraste, vivió una celebración más discreta, en la que las visitas masivas a los templos tomaron el lugar de los fuegos artificiales, de menor magnitud que en otros países.
La población también festejó con gambas, sashimi de atún rojo y otras delicias como "noodles", que en el país se consideran un símbolo para desear una larga vida.
En China, luces láser apuntadas al cielo desde las torres de la Gran Muralla dieron comienzo al espectáculo de fuegos artificiales.
Y lejos hacia el sur, los tripulantes del buque "Akademik Shokalskiy", atrapado entre los hielos de la Antártica desde hace una semana, improvisaron una celebración que les permitió combatir el aislamiento y el riesgo que enfrentan.
Un video subido a YouTube por "The Guardian" muestra a los miembros de la expedición cantando en el puente de mando de la nave un himno cuya letra dice "es divertido hacer ciencia en la Antártida", pero también reconoce que es "una gran pena continuar bloqueados aquí".