Reuters
YUBA.- Poco antes del inicio de las conversaciones de paz entre las partes en conflicto en Sudán del Sur, el Presidente Salva Kiir impuso el estado de excepción en los estados de Unity y Yonglei, mientras continuaban los enfrentamientos en el país.
En medio de duros combates entre tropas oficialistas y rebeldes, el corresponsal de la cadena de noticias árabe Al Jazeera señaló que el Ejecutivo enviará miles de soldados a Bor para reconquistar la capital del estado de Yonglei, actualmente en manos de los insurgentes.
Un portavoz militar confirmó que se registraron nuevos combates en la convulsionada Bor y en Unity. Los rebeldes rechazaron un cese de las hostilidades antes del inicio de las negociaciones.
De acuerdo con observadores, las delegaciones para las tratativas de paz ya llegaron a la capital de Etiopía, Addis Abeba.
Negociadora rebelde
El ex vicepresidente Riek Majar, quien lidera a los insurgentes, confirmó a la experimentada política y ex ministra de Transporte Rebecca Nyandeng como su negociadora en jefe.
El Ministerio de Relaciones Exteriores en Yuba, en cambio, no quiso dar a conocer quién participará en las conversaciones en representación de Kiir.
Este jueves todavía no había claridad sobre el momento en el que se iniciarán las tratativas, que fueron acordadas el 31 de diciembre pasado. Los medios locales indicaron que las delegaciones podrían reunirse todavía durante el transcurso de este jueves.
La organización regional Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD) oficia de mediadora. De todas maneras, los expertos aguardan un diálogo dificultoso y extenso.
Machar fue vicepresidente de Kiir, quien lo destituyó en julio. Tras ello se inició una lucha de poder que desembocó a mediados de diciembre en combates entre el Ejército y las fuerzas rebeldes de Machar.
El ex vicepresidente pertenece a la etnia nuer y el presidente a los dinka, grupos étnicos que mantienen constantes fricciones, exacerbadas luego de la independencia del país más joven del planeta.
Los enfrentamientos en Yuba se extendieron rápidamente a otras partes del país y dejan hasta ahora un millar de muertos y decenas de miles de desplazados.