AFP
SIDNEY.- Los 52 pasajeros del barco ruso atrapado en el hielo antártico viajaban en las últimas horas hacia Tasmania, en Australia, tras ser rescatados en una operación considerada como una de las más difíciles en la Antártida por las autoridades de ese país de Oceanía.
Los pasajeros, entre ellos tres científicos latinoamericanos, en los que están la chilena Alicia Guerrero, la chileno-australiana Naysa Balcázar Cabrera y el argentino Ezequiel Marzinelli, fueron evacuados del "Akademik Shokalskiy" en varios vuelos de un helicóptero chino hasta un témpano de hielo. Luego fueron trasladados en una barcaza hacia el rompehielos "Aurora Australis", en un operativo que duró varias horas.
El rescate, que puso fin a una espera que se prolongaba desde el 24 de diciembre pasado, tuvo lugar después de que fracasaran varios intentos por vía marítima y aérea. Influyeron en ello las malas condiciones meteorológicas que se registraron en la bahía de Commonwealth, situada a unos 2.778 kilómetros al sur de la ciudad australiana de Hobart, en Tasmania.
Esperando el deshielo
El jefe de la división de emergencias de la Autoridad Australiana de Seguridad Marítima, John Young, calificó la operación como una de los más difíciles realizadas en la Antártica debido a las complicaciones generadas por los movimiento de hielo y los súbitos cambios en el tiempo atmosférico.
"Las dificultades de tener una buena ventana de buen tiempo y condiciones apropiadas del hielo realmente nos hicieron la vida difícil y en este caso se sumó otra complicación al tener que trasladar a 52 personas que no estaban capacitadas para este ambiente", dijo Young, en declaraciones a la agencia local AAP.
Los pasajeros, entre científicos y turistas, se encuentran en mar abierto a bordo del "Aurora Australis" camino a la estación antártica Casey, donde el rompehielos australiano debe abastecerse.
Después el navío llevará a los rescatados a Hobart, donde se prevé que llegarán a mediados de mes, mientras que la tripulación del "Akademik Shokalskiy" permanece en el barco a la espera de que se derrita el hielo que lo rodea.