Máquinas quitanieve debieron trabajar a toda potencia para despejar el aeropuerto JFK de Nueva York.
EFENUEVA YORK.- La ola de frío glacial que cubrió este viernes el noreste de Estados Unidos deja una cifra de víctimas fatales que las autoridades elevan a 15 personas. La tormenta, denominada "Hércules", causó bajísimas temperaturas que llegaron a -16°C en Nueva York y marcaron descensos inéditos en Minnesota.
Dicho estado registró temperaturas de 38 grados bajo cero, un récord para EE.UU. fuera de Alaska, según el Servicio Meteorológico Nacional.
Según las previsiones meteorológicas, el frío podría mantenerse en los próximos días por debajo de los -20 grados centígrados.
Una de las víctimas fatales que dejó la tormenta fue una mujer de 71 años que sufría Alzheimer y se congeló cuando deambulaba fuera de su casa, indicó a medios locales la policía del condado de Genesee, en el estado de Nueva York.
La mayor parte de los decesos se debieron a accidentes. En Filadelfia, un trabajador perdió la vida cuando se desplomó una pila de sal de 30 metros de alto que estaba preparada para rociar carreteras con el fin de liberarlas del hielo.
La primera gran tormenta de nieve de 2014 afecta a un tercio del país y a más de 100 millones de personas. Este sábado se mantienen en situación de emergencia los estados de Nueva York y Nueva Jersey y se presentan graves complicaciones en Massachusetts, Illinois y Pensilvania.
Caos aéreo
La tormenta, que comenzó el jueves, provocó la cancelación de unos 5.000 vuelos en dos días en Estados Unidos, de los cuales 1.500 correspondían a los tres aeropuertos de Nueva York (JFK, Newark y LaGuardia), según el sistema de seguimiento de viajes aéreos FlightAware.
El terminal John F. Kennedy tuvo que suspender sus actividades durante varias horas el viernes en la mañana debido a la visibilidad cero "y chubascos de nieve en las pistas", aunque reabrió de manera parcial a las 10:00 horas (local), precisó la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey.
Las escuelas y los tribunales permanecieron cerrados, así como edificios gubernamentales. Incluso la sede de la ONU, ubicada en Manhattan, debió permanecer cerrada.
En cambio, los transportes públicos terrestres funcionaron en general bien, a pesar de algunos retrasos y perturbaciones.
La tormenta planteó el primer gran reto para el nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. Los problemas derivados del tiempo invernal han tenido consecuencias políticas durante décadas para quienes asumen el gobierno de la célebre ciudad.
De Blasio señaló en un comunicado que unos 2.500 quitanieves estaban en las calles e instó a los neoyorquinos a quedarse en casa.
"Esta ha sido y continúa siendo una tormenta peligrosa", advirtió.